Adiós al soberano Phelps
Michael Phelps puso fin a su gloriosa carrera ayer con una enésima medalla olímpica de oro como parte del relevo 4x100 estilos de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Londres.
LONDRES (AP).- Tenía que ser con broche dorado. No había otra forma de despedirse para el nadador más espectacular y avasallador de la historia.
Michael Phelps puso fin a su gloriosa carrera ayer con una enésima medalla olímpica de oro como parte del relevo 4×100 estilos de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Londres.
La colección de medallas de Phelps es sencillamente espectacular: 18 oros y 22 en total.
Aquí, en Londres, se embolsó cuatro oros -dos individuales- y dos platas.
“Logré todo lo que yo quería”, dijo Phelps. “Termino mi carrera como yo quiero”.
Con 27 años, si se lo propone pudiera competir en otros juegos, pero ir a Río de Janeiro 2016 no está en sus planes.
“No me veo nadando a los 30”, afirmó. “Eso es algo que siempre me dije a mí mismo y así será en tres años. No quiero nadar tres años más”.
La cuarteta de Estados Unidos, con Phelps a cargo del tramo de mariposa, cronometró 3′ 29″ 35/100 de segundos.
Matt Grevers se encargó de la espalda, Brendan Hansen nadó pecho y Nathan Adrian remató en libre.
Cuando Phelps se zambulló a la piscina, los estadounidenses estaban rezagados. El de Baltimore los puso al frente. El resto fue una mera formalidad.
Japón se quedó con la medalla de plata con 3′ 31″ 26/100 para llevarse la presea de plata y Australia se quedó con el bronce al registrar 3′ 31″ 58/100.
Phelps fue a abrazarse con Bob Bowman, su entrenador durante 16 años y quien le susurró en el oído un “te quiero”.
Y así se bajó el telón de la natación, con Phelps siempre soberano, más campeón que nunca.
Pensar que hace una semana se hablaba con términos melancólicos sobre su carrera, al iniciar la justa con un magro cuarto lugar en los 400 estilos, ganados por Ryan Lochte, el rival que estaba llamado a eclipsarlo aquí.
Pero al final fue su compatriota el que se retiró con un rendimiento por debajo de las expectativas.
Phelps no dejó de sonreír desde el momento que estiró la mano para sacar a Adrian de la piscina y se fundió en un abrazo con sus compañeros de equipo.
Absorbió y disfrutó cada vivencia en el Centro Acuático, todos para la posteridad, como la ceremonia de premiación, ver la bandera nacional ser izada, el público rendido a sus pies.
Pero el momento más tierno fue cuando vio a su madre, Debbie Phelps, en la tribuna.
Le lanzó el ramo de flores, pero el mismo se cayó al piso. Lo recogió y lo intercambió con una banderita estadounidense que agitó para saludar a la multitud.
Para la natación, Phelps fue una figura trascendental en sentidos que van más allá de una interminable lista de récords.
Las marcas, claro que sí, hay que recordarlas.
Van desde el titán que en Beijing 2008 atrapó ocho oros para dejar atrás el récord previo de siete en unos mismos Juegos que el también nadador Mark Spitz logró en Munich 1972; el primer nadador que gana la misma prueba (200 estilos) en tres olimpiadas consecutivas; el atleta con más podios olímpicos en la historia; el que tiene el doble de oros que el que sigue en la lista de todos los tiempos.
La natación le estará eternamente agradecida por llevar a la disciplina a otro nivel, captando adeptos dentro y fuera de Estados Unidos.
Por algo, el presidente de la federación internacional, Julio Maglione, le entregó un trofeo de plata en reconocimiento a sus logros.
Eclipsados por Phelps quedaron otras hazañas en la última jornada, incluyendo dos récords mundiales adicionales que dejaron en 18 la cifra de plusmarcas derribadas en Londres.
-El chino Sun Yang fijó otro récord mundial al imponerse en los 1,500, el maratón de la piscina.
Sun ganó con 14′ 31″ 02/10 para pulverizar por 3″12/100 el récord que estableció en el Mundial del año pasado.
Sun atrapó su segundo oro en Londres, ya que previamente triunfó en los 400 libre. También compartió la plata en los 200 y se llevó un bronce en el relevo 4×200 libre.
-La estadounidense Missy Franklin se adjudicó su cuarto oro de los Juegos al nadar el tramo espalda del relevo femenino 4×100 estilos.
La cuarteta estadounidense, en la que Rebecca Soni nadó pecho, Dana Vollmer se encargó de mariposa y Allison Schmitt cubrió el libre, cronometró 3′ 52″ 05/10 para rebanarle 14 centésimas a la marca previa que China fijó en el Mundial de 2009 en pleno apogeo de los trajes de alta tecnología.
Schmitt también se despide con una voluminosa cosecha, con tres oros, una plata y un bronce.
-La holandesa Ranomi Kromowidjojo completó el doblete de la velocidad al imponerse en los 50 libre.
Victoriosa en los 100, la tritona de origen surinamés batió el récord olímpico con 24″ 05/10.
Lo de Estados Unidos sobre el resto del mundo fue desigual al ganar 16 de los 34 títulos en disputa.
Francia, con Yannick Agnel reinando en los 200 libre, ganó cuatro para el mejor desempeño de su historia.
Australia, que en otroros Juegos, le hacía sombra a los estadounidenses, se derrumbó con apenas una conquista.
China, en cambio, se confirmó como una emergente potencia del deporte con Sun y Ye Shiwen, la prodigio de 16 años que deslumbró con sus notables triunfos en los 200 y 400 estilos.
Son los resultados de un ambicioso proyecto, en el que no se escatimaron recursos para contratar a los mejores entrenadores de Australia.
Pero no faltaron las suspicacias debido a los antecedentes de dopaje que asediaron a los chinos en la década pasada.
Cuestionamientos que se atizaron con la asombrosa Ye, sobre todo al nadar más rápido que Lochte en los últimos 50 metros de la prueba equivalente de los 400 estilos.