Con personalidad única

La cantante rompió estereotipos con su fuerte carácter y su voz

Un mariachi toca en las afueras del hospital de Cuernavaca, donde ayer en la mañana expiró la cantante.

Un mariachi toca en las afueras del hospital de Cuernavaca, donde ayer en la mañana expiró la cantante. Crédito: AP

Nadie como Chavela Vargas. Ni para hablar en el tono que lo hacía, ni para interpretar de forma tan desgarradora los versos de las canciones de José Alfredo Jiménez.

Tenía un estilo descomunal. Ella demostró que no había que nacer en México para cantar las rancheras, para amar tanto a ese país y para sentirse tan mexicana como el mismo mexicano.

A los 17 años huyó de su país, al que no volvió sino varias décadas después, y llegó a México, a las calles del Distrito Federal, donde comenzó a cantar.

No fue hasta los 30 años que se hizo cantante profesional.

La vida de la ‘Dama del poncho rojo’, como la describió su amigo Joaquín Sabina en la canción de El boulevard de los sueños rotos, no fue nada fácil. Se podría decir más bien que trágica, siempre marcada por el dolor y la soledad. “Me costó mucho salir adelante. Muchas lágrimas de sangre”, dijo la legendaria cantante en más de alguna vez.

Chavela rompió paradigmas. Vestía como hombre, siempre con lentes negro, fumaba tabaco, bebía tequila, llevaba pistola y tenía temperamento. Hablaba fuerte, no tenía empacho para maldecir, ni para callarse nada. Y no le gustaba que le hablaran de “usted”. Ella ponía las reglas.

Muere Chavela Vargas

Conoció y disfrutó a grandes personalidades. Fue amiga de Diego Rivera, Frida Kahlo, Pedro Infante, José Alfredo Jiménez, y tuvo fuertes enfrentamientos con otros tantos.

Dicen que manejaba el gatillo con gran destreza.

A Frida y a Diego los conoció en una fiesta, que estos organizaron en su casa y que alguien más la había invitado. De ahí nació la amistad.

En una entrevista al diario español El País, manifestó que en esa época “éramos felices todos. Éramos una gente que vivía día con día, sin un centavo, tal vez sin qué comer, pero muertos de la risa”.

En 1961 salió su primer disco y de ahí se suman más de 80 los que realizó.

En un homenaje que en 2001 se le hizo a la intérprete de La llorona, en Madrid, el escritor Carlos Monsiváis -quien murió el 19 de junio de 2010-, contó que cuando Chavela Vargas comenzó a cantar a finales de los 50, sorprendió por su actitud desafiante y su apuesta radical.

“No sólo fue su apariencia la que se saltaba las reglas establecidas, sino que musicalmente prescindió del mariachi, con el que eliminó de las rancheras su carácter de fiesta y mostró al desnudo su profunda desolación”, describió el escritor.

Esa voz desgarradora de Chavela Vargas no pedía más que endulzarla con un trago de tequila y así fue que cayó, quizá, en la época más oscura de su vida.

Sin comentarios y durante más de una década, Vargas “desapareció” de los escenarios. Después de una larga época, a principios de los 90, volvió a cantar y su destino fue otro.

Se podría decir que, a partir de ahí, inicia una nueva vida: nuevos amores, amistades y terrenos por conquistar.

Chavela Vargas cantaba en El Hábito, un lugar en Coyoacán en donde fue vista por un productor español, que la llevó a España y a partir de ahí, se internacionalizó.

No sólo cantaba, sino que comenzó a aparecer en películas.

Pedro Almodóvar, fue uno de sus primeros difusores y contribuyó a su arraigo popular en España.

Pero en ellos hubo una relación de amistad entrañable, que luego contagió a otros como el cantautor Joaquín Sabina o Ana Belén, por citar algunos.

Luego vino su participación en el filme Frida, en donde interpretó de manera magistral La llorona y Paloma negra.

También apareció en Babel, cantando Tú me acostumbraste.

En alguna ocasión, Chavela Vargas anunció su retiro. Fue en 1997, cuando a la edad de 78 años, en una presentación en España, dijo que “hay un momento para llegar y otro para irse. Yo ya llegué, ya estuve y ya me voy”.

“Por dentro se siente muy feo. Voy a ver cómo hago para resistir sin el escenario y el aplauso del público”.

Y no resistió mucho. Dos años después salió a la venta el disco Colección de oro (1999) y en 2000 se lanzaron tres diferentes placas más.

Fue en ese año también cuando en una entrevista para la televisión colombiana expresó abiertamente que era lesbiana.

Fue en la biografía publicada en el 2002, ‘Y si quieres saber de mi pasado’, cuando se abrió libremente y describió como desde pequeña era vista como “rareza”.

“Lo que duele no es ser homosexual, sino que lo echen en cara como si fuera la peste. Hace falta tener mucha ponzoña en el alma para lanzar cuchillos sobre una persona, sólo porque sea de tal o cual modo”, escribió Vargas en aquella ocasión.

En 2004, a los 85 años, presentó el disco en Camegie Hall.

La intérprete de Macorina, tuvo varias participaciones con otros grandes artistas.

Durante 2009, con motivo de su 90 aniversario, el Gobierno de la Ciudad de México, le rindió un homenaje y a esta celebración acudieron múltiples personalidades del espectáculo y la política.

En diciembre de 2009, en coautoría con la periodista María Cortina, presentaron el libro Las verdades de Chavela, en donde se narran los acontecimientos más trascendentes de la vida de la intérprete.

En abril de 2010, presentó su más reciente material discográfico Por mi culpa, en donde incluyó duetos con varios de sus amigos como Joaquín Sabina, Eugenia León, Lila Downs y La Negra Chagra, entre otros.

Y en octubre de ese mismo año, se presentó en concierto en la Feria Internacional del Libro de la Ciudad de México.

En abril pasado, lazó su disco-libro Luna negra, donde revivió a modo de homenaje, relevantes poemas del escritor español Federico García Lorca.

El mismo proyecto que fue a presentar a Madrid, España, en donde tuvo que ser hospitalizada por un cuadro clínico de fatiga.

Días después regresó a Cuernavaca, México donde tuvo que se ingresada nuevamente por problemas crónicos en el corazón, pulmones y riñones.

Fue allí donde murió ayer. Una vez cantó: “Cuando quieras quitarme la vida, no la quiero para nada, para nada me sirve sin ti”.

Hoy para muchos, la música de poco sirve sin Chavela Vargas.

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