Franquicia ‘Bourne’ resucita con fuerza
The Bourne Legacy, con Jeremy Renner en lugar de Matt Damon, sigue la pauta de la serie original para encaminar un futuro de cintas que prometen mantener el interés en la franquicia
La exitosa trilogía original de Jason Bourne que protagonizó Matt Damon fue uno de esos casos extraños -quizás hasta único- en el que cada entrega fue mucho mejor que la precedente.
The Bourne Identity (2002) presentó al personaje creado por Robert Ludlum. Bajo la dirección de Doug Liman (Mr. & Mrs. Smith) se trató de una más que atractiva, aunque no redonda, propuesta dentro del género de acción y espionaje.
Las cosas mejoraron con The Bourne Supremacy (2004), realizada por el inglés Paul Greengrass, quien inyectó su peculiar (para algunos mareante) estilo visual que culminó con la extraordinaria -hasta diría que magistral- The Bourne Ultimatum (2007), también firmada por él.
Sin duda, esta fue la mejor de las entregas, que fue recompensada con un más que merecido Oscar a la Mejor Edición (además de dos Premios de la Academia a su sonido).
Las tres películas contaron con Tony Gilroy en la faceta de guionista (labor en la que también colaboraron numerosos escritores).
Gilroy -tras dirigir títulos tan interesantes como Michael Clayton (2007) y Duplicity (2009)-, toma ahora las riendas de The Bourne Legacy, que también ha escrito, para reencauzar la franquicia, una vez tanto Damon como Greengrass se han desentendido de ella.
Para ello, Gilroy crea a un nuevo agente, Aaron Cross (Jeremy Renner), quien forma parte de la operación Outcome, una de las tantas que la CIA ha creado para llevar a cabo misiones secretas -y no precisamente legales- alrededor del mundo.
Pero tras una serie de acontecimientos -como la desaparición del mismo Jason Bourne (Matt Damon), que formó parte de la operación Treadstone, o el próximo juicio por traición a la directora en jefe de la CIA, Pamela Landy (Joan Allen)-, las órdenes son precisas: hay que eliminar completamente todas las operaciones. Y eso incluye el asesinato de todos sus integrantes.
Cross es uno de ellos. Pero lo que Ezra Kramer (Scott Glenn), director de la CIA, Mark Turso (Stacy Keach), almirante retirado de la Marina, y el coronel retirado de las Fuerzas Aéreas Eric Byer (Edward Norton) -todos ellos trabajando a la sombra del gobierno- no saben es que Scott ha sido entrenado para sobrevivir en cualquier lugar bajo cualquier condición.
A su lado, la Dra. Marta Shearing (Rachel Weisz), cuyo conocimiento de Outcome va mucho más allá de lo que ella sospecha. Lo mejor que se puede decir de The Bourne Legacy-que ha sido clasificada PG-13 y llega a los cines hoy-, es que cuando acaba, en un final abierto que deja bien claro que habrá una segunda parte -y que podría ser mejor que esta-, da la impresión de que la historia podría continuar otra hora y media.
Tony Gilroy, cuya puesta en escena es mucho más convencional que la de Paul Greengrass -y por ello mucho menos energética-, maneja los resortes de su puzzle dejando al espectador en la penumbra de sus intenciones, especialmente durante los primeros 30 minutos.
Pero tan pronto como esas piezas empiezan a encajar -y especialmente gracias a una colección de maravillosos actores secundarios-, The Bourne Legacy toma forma precisa y contundente. Las persecuciones y peleas, sobretodo la que tiene lugar al final en las calles de Manila, en las Filipinas, dejan claro el dominio de la acción que tiene el director de segunda unidad Dan Bradley (trilogía Spider-Man con Tobey Maguire, y las tres partes de Bourne con Damon). A pesar de la carismática presencia de Renner, mucho mejor aprovechada que en sus intentos de arrebatar planos en The Avengers o Mission: Impossible — Ghost Protocol, en The Bourne Legacyse encuentra a faltar emoción, no por lo que sucede, sino por los personajes.
En la trilogía inicial, existía un halo de pesimismo y melancolía en Jason Bourne que contaba con el apoyo afectivo de la audiencia. De Aaron Cross aún no sabemos mucho. Y no hay mucha humanidad que emane de él. Habrá que esperar al próximo capítulo para saber cuáles son las intenciones ficticias de Cross, y las cinematográficas de Gilroy y Renner con la saga. Hasta entonces, este Bourne resulta un buen aperitivo a la espera del plato fuerte.
The Bourne Legacy