Oaxaca celebra la Guelaguetza en California
En 25 años la comunidad oaxaqueña se ha multiplicado y la Guelaguetza ORO es una de sus más bonitas tradiciones.
El Parque Lincoln de de Los Ángeles se convirtió ayer en el escenario de la 25 celebración de la Guelaguetza ORO. Las temperaturas de hasta tres dígitos no intimidaron a los miles que llegaron para disfrutar de la música, danza, gastronomía y cultura del estado de Oaxaca, en el sur de México.
“La Guelaguetza es un sistema de vida”, explicó Gabriel Martínez, escritor oaxaqueño, cronista de los festivales Guelaguetza en California y autor de cuatro libros sobre el tema. “Es una filosofía simbólica de ofrenda y el don de compartir la felicidad”.
“Nosotros aprendemos del trabajo comunitario desde pequeños”, coincidió Mauro Hernández, presidente de la Organización Regional de Oaxaca (ORO), organizadora del festival, quien explicó cómo la comunidad oaxaqueña ha florecido en los últimos años.
“Comenzamos hace 25 años con un festival pequeñito con sólo una banda de música y hoy tenemos 10 bandas, seis grupos folklóricos y más de 40 puestos de artesanos”.
Hernández calculó que habían llegado por lo menos 10,000 personas al festival.
“Querríamos que los concejales y políticos de la ciudad se den cuenta de la magnitud del evento y que puedan apoyarnos a celebrar estos eventos comunitarios”.
Hernández explicó que toda la celebración se había hecho a base de trabajo voluntario y que sólo el poder alquilar el parque por un día era muy costoso. “Sólo rentar el lugar cuesta alrededor de 5,000 dólares, y luego hay que pagar por cada puesto, más el costo de mantenimiento y personal. Definitivamente necesitamos el apoyo de la ciudad”, señaló.
Norma Martínez, Jesús Altamirano y Jessica Ventura del Ballet Nueva Antequera eran tres de los muchos danzantes que se presentaron durante la celebración.
Las jóvenes llevaban los coloridos trajes tradicionales, trenzas con cintas de colores y canastas decoradas con flores y banderines.
“Hace mucho calor”, reconoció Ventura. “Pero eso no quita la emoción y la nostalgia”. Los jóvenes se reúnen dos veces por semana para ensayar y se presentan en el festival desde hace 10 años.
“Apenas llegué [a EEUU] encontré este grupo para poder seguir bailando, es un orgullo para mí el poder representar a mi cultura”, contó Martínez.
Ventura es nacida en EEUU y fueron sus padres quienes le trasmitieron la tradición. “A través de la danza, uno puede mantener sus raíces”, explicó.
“Cada danza tiene un significado especial y representa a una región en particular”, dijo Gabriel Martínez, quien explicó que en California se realizan alrededor de 10 festivales por año, desde San Diego, y Los Ángeles, hasta Santa María y Santa Rosa.
“Nosotros venimos todos los años, especialmente por la comida”, dijo riendo Heriberto Martínez, que estaba sentado almorzando con su familia.
El plato preferido que la mayoría pedía era la tlayuda, una tortilla grande con frijoles, quesillo, chorizo, cecina (carne de res), aguacate y tomate, que vendían a $10.
Las bebidas más pedidas eran el texate -una combinación de jugo de maíz, flor de cacao y almendras- la horchata y la chilacoyota, que vendían a $4.
“Las nieves que venden también son típicas de Oaxaca”, agregó Martínez. “Especialmente la nieve de tuna y la de leche quemada, todas hechas con ingredientes naturales.
“Lo más importante del evento es que participan alrededor de 500 niños y jóvenes”, destacó Mauro Hernández. “Estos jóvenes realizan actividades culturales y comunitarias que no le cuestan a la ciudad”.
Martínez coincidió con la importancia de la participación de las nuevas generaciones. “Es uno de los motivos del florecimiento de la comunidad Guelaguetza, cada familia tiene entre dos y cuatro hijos y los padres les transmiten a los niños su cultura y su lengua, que de otro modo se extinguirían”.