En tercer lugar, el Partido Verde pisa fuerte en contienda electoral
Aunque son minoritarios y antisistema están confiados en dar la sorpresa sin donaciones de corporaciones
Washington – Las elecciones presidenciales de Estados Unidos serán este noviembre una batalla de dos partidos, demócratas y republicanos, aunque el Partido Verde, una minoritaria tercera opción espera ganar protagonismo y rentabilizar el descontento con las grandes formaciones.
La candidata presidencial en las elecciones de Estados Unidos por el Partido Verde, Jill Stein, consideró en entrevista con Efe que esta es la “tormenta perfecta” para que una tercer partido emerja frente al presidente Barack Obama y el republicano Mitt Romney.
Stein, elegida recientemente como líder del Partido Verde, confía en sacar partido al descontento en posiciones más a la izquierda, en un país donde un tercer candidato raramente es decisivo y en que palabras como socialismo son tabú.
Esta médico graduada en Harvard de 62 años ha conseguido por el momento algo histórico para su partido, recaudar lo suficiente en donaciones para acceder a fondos federales electorales.
“Para nosotros es un punto de inflexión, nuestro momento. La gente está cansada de los políticos de Wall Street, la política de unos pocos y quieren cambios reales”, asegura Stein, una ecologista y activista que la semana pasada fue detenida por protestar frente a un banco.
Ese tipo de contratiempos no son del todo negativos para esta candidata a presidenta de un partido necesitado de dimensión mediática, en un sistema en el que las dos formaciones principales están gastando cifras récord.
“El dinero está contaminando el discurso político en Estados Unidos y nosotros queremos acabar con esa política de intereses. En vez de basarnos en anuncios de televisión, confiamos en el poder de las redes sociales para despertar nuestros votantes”, señaló Stein.
La candidata Verde lo tiene difícil para ser una fuerza con peso específico en las presidenciales, ya que apenas ocupa espacio en los periódicos y está ausente del debate político televisivo.
El partido tiene que competir en las elecciones más caras de la historia de EEUU con sus $290,000 en donaciones durante todo este tiempo, frente a los $75 millones recibidos por la campaña de Obama solo en el mes de julio o los $100 millones de Romney.
Además, las pocas encuestas en las que se pregunta a los votantes por una tercera opción, no dan más de un 1% de intención de voto para el Partido Verde, aunque un 7% podría inclinarse por una tercera opción es estas elecciones, según un sondeo de Gallup.
Stein no pierde la esperanza de repetir el hito de Ralph Nader en 2000 como candidato Verde y que al obtener el 3% de los votos, fue decisivo al desviar hacia su formación votos demócratas, que costaron finalmente la vitoria a Al Gore sobre el republicano George W. Bush.
“La gente está descontenta con Obama y cansada de la retórica plagada de negatividad con la que los dos partidos se intentan diferenciar, mientras que en el fondo representen los mismos intereses”, indicó Stein, cantante de una banda de folk.
“Lo que quieren es perpetuar el estado de las cosas no cambiarlas”, aseguró Stein que propone medidas como legalizar el consumo de marihuana, crear impuestos a las transacciones financieras y proveer fondos de este modo para una sanidad y educación gratuitas.
Stein sabe que el voto hispano será decisivo en estas elecciones, “por ello hemos aumentado el número de personas que habla español y tenemos representantes y líderes latinos en Texas o Massachusetts muy activos”.
“Durante el mandato de Obama se ha producido el récord de deportaciones y su plan no es ayudar a los inmigrantes que han contribuido al crecimiento de este país con una clara vía a la ciudadanía”, recalcó.
“El problema es más complejo, porque la gente en sus países de origen se han convertido en desplazados por la guerra contra las drogas o porque EEUU distribuye subsidios a agricultura de manera que no permiten el desarrollo de los países más al sur”, apunta Stein.
Esta candidata poco convencional confía en poder participar en los debates presidenciales, donde solo se miden los candidatos de los dos grandes partidos, y que para ella “no serán más que un encuentro entre Romney y Obama lleno de un discurso irrelevante, negativo e insustancial”.