El Tea Party protagonizará Convención Republicana
El grupo ultraconservador tiene también diferencias con el propio Mitt Romney a quien ve como demasiado progresista
Washington – El movimiento ultraconservador Tea Party acude a la convención republicana de la próxima semana en Florida con más peso en el partido y aliados clave en la cúpula de la formación, como el candidato a la vicepresidencia Paul Ryan.
Por primera vez desde su aparición en 2009, en plena crisis financiera en Estados Unidos, el Tea Party, un movimiento ciudadano que aboga por una menor intervención del Gobierno en la economía, podrá medir su fuerza en una convención del partido.
Figuras de la vieja guardia republicana, como el candidato presidencial en el 2008 y senador John McCain, son enemigos declarados del Tea Party, que ya ha impuesto parte de su agenda en temas como el aborto, la educación, la sexualidad o la economía.
El Tea Party tiene también diferencias con el propio Mitt Romney, que será nominado al cierre de la convención candidato a la presidencia por los republicanos, y a quien ve como demasiado progresista. Aun así, el movimiento cuenta cada vez con más aliados en la cúpula de la formación.
El domingo, en la víspera del inicio de la convención en Tampa (Florida), miembros del Tea Party, como la legisladora Michele Bachmann, han convocado una concentración con la que intentan aparecer como un grupo único e independiente.
Figuras del Tea Party serán oradores principales en la convención, como Ted Cruz, el cubano-estadounidense que este mes ganó la candidatura republicana al Senado por Texas y el senador Rand Paul, hijo de Ron Paul, un “libertario” contrario a la intervención del estado.
Esos políticos demuestran el auge del movimiento y su sigiloso avance en la jerarquía republicana, alimentado por el descontento de un gran número de votantes con las dos grandes formaciones políticas en el país- republicanos y demócratas.
Si Mitt Romney se hace con la presidencia y pese a que el Tea Party recela de su historial poco conservador como gobernador de Massachusetts, a su derecha tendrá a Paul Ryan.
El legislador por Wisconsin no esconde su simpatía hacia el Tea Party y comparte con ellos una visión económica que persigue reducir el gasto social para rebajar el déficit. También quiere acabar con políticas que considera del modelo “socialista a la europea”, como la reforma sanitaria aprobada por la Casa Blanca, que en su opinión llevará al país a la quiebra.
No obstante, el Tea Party no parece querer escándalos ni poner en riesgo con polémicas las posibilidades de Romney de llegar a la Casa Blanca.
La prueba de esta cautela es la premura con la que el Tea Party Express, el mayor comité de acción política vinculado a este grupo, ha pedido al congresista Todd Akin que abandone su campaña para ser senador por Misuri, pese a que el polémico político conservador era una de sus apuestas.
Akin levantó una tormenta política el domingo al asegurar que una mujer que ha sufrido una violación tiene mecanismos naturales para no concebir, por lo que no se justifica la opción del aborto.
Amy Kremer, la presidenta de Tea Party Express, no se centró demasiado en la “desafortunada” declaración, sino en la necesidad de ganar esa candidatura al Senado, algo que “será muy difícil con Todd Akin como alternativa conservadora”.
“Debe dimitir y dar a los conservadores una oportunidad para que recuperemos el Senado en noviembre”, recalcó Kremer.
Recuperar la mayoría en las dos cámaras y sentar al mayor número posible de afectos al Tea Party tras las elecciones de noviembre es otro de los objetivos de un grupo que tiene gran arraigo en estados del sur y del medio oeste del país.
Pese a que se califica a sí mismo como un movimiento popular con el estadounidense medio, sin intereses ocultos como los políticos de Washington, el Tea Party cuenta con el apoyo de fortunas como las de los hermanos Koch, unas de las mayores fuentes de financiación de los republicanos.
David y Charles Koch, a través de su superPAC “Americans for Prosperity”, han llenado de dólares al Tea Party, que con financiación suficiente y el apoyo político que pueda obtener en esta convención podría tener poder decisorio en el Partido Republicano.
El Tea Party despegó en el 2009 a iniciativa de núcleos de votantes jóvenes “idealistas e ideólogos” preocupados por la economía, defensores de un férreo control del gasto público, escasa presencia del Estado e impuestos bajos.
Retratado inicialmente como un grupo marginal, ha atraído a un variopinto abanico de radicales pero, sobre todo, a muchos ciudadanos de a pie, integrantes de una clase media venida a menos y furiosa con el desorbitado gasto público y la burocracia, gente que, según la periodista Kate Zernike, autora de un libro sobre el movimiento, podría ser “tu vecino de al lado”.