Rareza de Verdi brilla Elenco y diseño dan esplendor a rareza de Verdi

Domingo destaca en 'I Due Foscari', de LA Opera

Plácido Domingo y Marina Poplavskaya en una escena de 'I due Foscari', que se representa en el Dorothy Chandler de LA.

Plácido Domingo y Marina Poplavskaya en una escena de 'I due Foscari', que se representa en el Dorothy Chandler de LA. Crédito: AP / LA Opera

Hay un momento sublime en el primer acto de I due Foscari cuando Jacopo, el hijo del regente de Venecia que está a punto de ser desterrado, acusado de asesinato y traición, le canta a su ciudad amada cuando al divisarla por primera vez desde su calabozo: “Ecco la mia Venezia”.

En la producción de esa obra poco vista de Verdi que la Ópera de Los Ángeles estrenó el sábado, Francesco Meli canta con hermosísimo fervor al tiempo que desciende de una enorme jaula que cuelga de forma precaria.

Con ese momento temprano en una producción de gran impacto visual, el tenor italiano se ganó al público en su debut en Dorothy Chandler Pavilion y sentó la pauta para una noche de enormes satisfacciones.

El amor patrio es solo un subtema de la ópera con la que la compañía local eligió iniciar su temporada 2012-13, un montaje (con tres teatros europeos) que ninguna ópera importante en los EEUU ha intentado en los últimos 40 años.

El tema central de I due Foscari (Los dos Foscari) es el amor paternal; el regente (o doge) de Venecia, Francesco Foscari (un personaje histórico del siglo XV), sufre ante la imposiblidad de salvar a su hijo de las manipulaciones políticas que producen la acusación falsa y el destierro. El hijo Jacopo sufre también, no solo por que tendrá que dejar su tierra, su mujer y sus hijos, sino porque duda del amor del padre a quien adora.

Esas complicaciones sentimentales proveen el motivo para un buen número de duetos y tríos, entre padre e hijo y en combinaciones con la esposa de éste, Lucrezia. Es una pieza temprana en la obra del compositor italiano, que ya conocía la fama cuando se estrenó en Roma en 1844. La Ópera de Los Angeles la eligió en parte por el próximo bicentenario del nacimiento de su compositor y en parte porque es un personaje nuevo para su director general Plácido Domingo, que interpreta al doge.

Domingo es simplemente extraordinario en su interpretación del viejo Foscari, carcomido por la impotencia, llevado a la muerte sumido por el dolor de haber perdido a su hijo. Cantando como barítono -una opción que le ha permitido explorar nuevos personajes maduros y complejos- Domingo le da el dramatismo necesario al trágico personaje.

En un elenco sobresaliente, brilla la soprano rusa Marina Poplavskaya como la guerrera Lucrezia, que lucha hasta el final para intentar sin éxito conseguir clemencia para su amado esposo.

En la producción que viajará próximamente al Palau de las Arts Reina Sofia de Valencia, sobresale el equipo formado por el director Thaddeus Strassberger y aquel deleite visual que produce la extraordinaria escenografía de Kevin Knight y los fabulosos vestuarios de Mattie Ullrich.

Estos se lucen (con el diseño de luces de Bruno Poet) en la primera escena del tercer acto, en la que se recrea la Piazza San Marco de Venecia en todo su esplendor festivo, un irónico trasfondo para el inevitable destierro de un hombre enamorado de su patria.

Aún así, lo imperante de la producción es la música. I due Foscari es una bella muestra de la fuerza melodiosa de Verdi, tratada con particular cariño por la batuta de James Conlon.

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