Obama, agresivo; Romney, al ataque [Análisis]
Analistas coinciden en que el debate del martes fue más dinámico que el primero, y que los candidatos defendieron sus posturas con fuerza
Un presidente Obama mucho más agresivo tanto en defensa como en ataque y un retador Mitt Romney que mantuvo la presión en todo momento se enfrentaron en un foro presidencial con público en el que saltaron las chispas.
El cambio del presidente con respecto al primer debate fue notable: fue mucho más enérgico, agresivo y activo que durante el primer encuentro.
“Ese sonido que se escucha en el país es el de los demócratas exhalando aliviados”, dijo Saladin Ambar, profesor de política estadounidense y politólogo de Lehigh University. “Creo honestamente que el Presidente ganó este debate y que Romney lució horrible, como un CEO corporativo no acostumbrado a responder preguntas y con una actitud que era un poco desagradable”.
Para Ambar, el intercambio en el que hubo más tensión fue el que los presidenciables tuvieron respecto a los eventos de la embajada de Libia en los que murieron el embajador estadounidense y varios otros funcionarios.
“Obama mostró fuerza al rechazar cuestionamientos de Romney sobre su intención, el retador lució pequeño al criticar al Presidente”, indicó Ambar.
En los primeros minutos del debate Romney lució más agresivo y hasta puso a la defensiva a Obama, quien lucía tentativo y nervioso. El Presidente se fue relajando y Romney se fue alterando, cambiando los papeles.
En más de una ocasión al principio del debate Romney se negó a seguir las instrucciones de la moderadora Candy Crowley, y aunque también Obama en algún momento se extendió en sus respuestas, la reportera política de CNN mantuvo control del debate y sobre todo lo movió de un tema a otro con agilidad.
Aunque la idea de este debate era la interacción con los votantes indecisos e independientes que estaban presentes haciendo las preguntas, estos tuvieron poco protagonismo aparte de hacer preguntas: ambos candidatos se enfocaron más el uno en el otro que en ellos.
En algunos momentos, los candidatos se confrontaron y se dirigieron el uno al otro, retándose directamente y a la cara, algo que parecía difícil de lograr en un estilo de debate con público que hacía las preguntas. La tensión era evidente.
Para el profesor Robert Preuhs, politólogo del Metro State College en Denver, Colorado, el debate fue más bien un empate. “Creo que hubo una ligera ventaja porque la expectativa era inferior por su mal desempeño en el primer debate”, dijo Preuhs. “Creo que sobre todo su base debe de haber quedado satisfecha”.
El politólogo apuntó que entre los temas que le llamaron la atención fue la discusión sobre inmigración que no había surgido hasta ahora en la contienda general y especialmente en el primer debate presidencial o el de vicepresidente.
“Creo que el Romney trató de satisfacer a su base diciendo que no habrá amnistía pero también apelar a los latinos apuntando que Obama no cumplió con sus promesas al respecto”, dijo. “En cuanto a Obama, al mencionar auto deportación hico la distinción clave entre los dos, y se dirigió a su base y en particular a los latinos, para solidificar su apoyo”.
Para el consultor republicano David Johnson, ambos candidatos tuvieron fuerza, pero Romney perdió oportunidades con las mujeres y con los latinos. “Creo que no logró mucho en esa área”, dijo Johnson. “No creo que conectara con los latinos, aunque me parece que Obama tampoco lució fantástico. En esto estuvieron empatados”.
Johnson no cree que Obama haya logrado un “momento” clave que defina su gobierno. “No me parece que este debate vaya a cambiar gran cosa, no sabemos tampoco si parará el declive en el que estaba Obama tras el primer debate”.
Las preguntas variaron desde economía e impuestos, hasta política exterior, educación, energía, inmigración, armas de asalto y la exportación de trabajos.
El próximo debate el día 22 de octubre se dedicará enteramente a política exterior.