Reprueban el exceso policial
Así se unen al día nacional de protesta contra la brutalidad y la represión en LA
Ayer se celebró el 17 Día Nacional de Protesta contra la brutalidad y represión policial. Alrededor de 30 activistas se reunieron frente a las Torres Gemelas de Union Station, que albergan a la Prisión Central para Hombres y al centro médico de la cárcel del condado de Los Ángeles, para pedir mejores condiciones carcelarias. La protesta se transladó luego a Pershing Square, en el centro de Los Ángeles.
“Estamos aquí porque queremos más escuelas y menos cárceles”, expresó Judith Cuauhtémoc, del grupo de danza azteca Cuauhtémoc. Los danzantes bailaron y tocaron los tambores durante la protesta. “Se destina mucho dinero para las prisiones y no suficiente para la educación, pero es la educación lo que va a crear futuro para nuestros niños”, agregó.
Según Keith James, vocero de la red Stop Massive Incarceration (Alto a las encarcelaciones masivas), en la actualidad existe una epidemia de violencia y represión policial. Citó el ejemplo de Manuel Díaz, el joven de Anaheim que murió en un encuentro con la policía, entre otros.
Los activistas repartían silbatos de colores a la audiencia. “Rompe el silencio” decía a los presentes Lucha Armand, de la Coalición 22 de Octubre. “Cuando veas a la policía detener o atacar brutalmente a alguien, usa tu silbato para denunciarlo”.
“En las cárceles hay 2,400,000 de presos. La población de mujeres en prisión ha ido en aumento. Hoy hay alrededor de 200 mil mujeres y 360 mil inmigrantes indocumentados en prisión”, dijo James. El activista indicó que era necesario realizar una protesta masiva para lograr un cambio. Según él, la huelga de hambre de reclusos de la Prisión Pellican llamó la atención de Amnistía Internacional. “Prácticas como el aislamiento de prisioneros deben terminar”, agregó.
El hijo de Abdul Tawfik está aislado en prisión desde hace siete años.
“Me duele saber que desde hace siete años mi hijo no tiene contacto con otro ser humano. Es una tortura psicológica para cualquier persona, peor que estar encerrado en Guantánamo”, opinó el padre mientras transcurría el evento ayer. “En lugar de ser un sistema de rehabilitación es un sistema de castigo. ¿Cómo puede alguien cambiar y mejorar después de años de tortura?”, inquirió.
El Departamento del Sheriff no respondió a los llamados de La Opinión.
“Estar en la celda es como estar dentro de un closet, no se sabe si es de día o de noche. Si vas a recoger comida caliente y te ven hablando con alguien ya no te dejan tomarla y te dan un sándwich viejo”, contó Albert Russell, que estuvo preso en la Cárcel Central para Hombres y en la Prisión estatal Corcoran. Según Russell, los reclusos sólo pueden bañarse una o dos veces a la semana y tienen que pagar para recibir servicio médico.