Texas, reto republicano
Su perfil político empieza a cambiar con el voto latino
WASHINGTON D.C. Los votantes hispanos han tenido un papel clave en las elecciones del 6 de noviembre, pero a largo plazo podrían provocar un cambio histórico en el mapa político de Estados Unidos si privan a los republicanos de la seguridad de su fortín de Texas y lo convierten en un territorio abierto a disputa.
Ya no quitaría el sueño a los responsables de campaña los 18 votos electorales de Ohio, tradicionalmente vitales para superar los 270 que son necesarios para proclamarse presidente en el sistema estadounidense.
Serían claves los 38 votos electorales de Texas, un estado en el que aumentarán los votantes hispanos, quienes hasta el momento han conectado mejor con los demócratas que con republicanos como Mitt Romney.
Bill Burton, exportavoz de Obama y estratega político demócrata, explica que podría hablarse “no solo de un Texas convertido en estado bisagra ( que puede oscilar entre uno y otro partido), sino también Arizona, y puede que no en mucho tiempo, tal vez 2016 o 2020.”
“Debido al cambio demográfico y a minorías como los hispanos, han nacido estados más competitivos políticamente hablando, como Virginia o Carolina del Norte”, dice Burton.
“Supongo que los republicanos no van a volver a cometer el error de ignorar a los votantes hispanos. Los demócratas seguirán intentando abrir el liderazgo del partido a latinos para mantener su conexión con ellos”, analiza Burton.
En 2008 había 3.6 millones de latinos en Texas elegibles para votar, en 2012 han sido 4.3 millones y, según cálculos de Latino Decisions, aún podría haber otros 2 millones capacitados para el voto a la espera, un número inferior a los 1.25 millones de margen que consiguió Romney frente a Obama en las elecciones del 6 de noviembre.
Si se superponen los mapas de los condados de Estados Unidos donde hay mayor concentración de hispanos y donde más ha aumentado el voto demócrata desde 2004 se obtiene una curiosa coincidencia. La conclusión: la comunidad latina está empujando a un cambio histórico en Estados Unidos que modificará el juego político en todo el país.
Colorado, un territorio tradicionalmente republicano, ahora es un estado “bisagra” con un 14 por ciento de votantes hispanos que en un 75 por ciento votaron a Obama estas elecciones, un estatus que también ha adquirido Nevada. Nuevo México, que antes era un estado que podía optar por un presidente republicano o demócrata o “morado”, ahora es territorio “azul”, el color de los demócratas.
Los datos demuestran que en las pasadas elecciones, los republicanos perdieron el apoyo de la gran mayoría de los hispanos en los estados clave como Colorado, y esa falta de conexión con el electorado latino acabó con las posibilidades de Romney.
“Romney cometió graves errores para atraer a la población latina, como intentar convencer a su base conservadora con una política muy dura en inmigración. Aunque esto pueda no afectar a un votante hispano-estadounidense sí afecta a sus familiares o amigos”, explica Joe Householder, experto en marketing político de Purple Strategies afincado en Texas.
“El error que no deberían cometer los demócratas es dar por garantizado el apoyo de los latinos, la prueba es que George W. Bush consiguió un gran apoyo hispano en Texas”, matiza Householder, que sin embargo, no descarta que el estado se vuelva “bisagra” en 2020.
Householder opina que muchos hispanos tienen tendencia conservadora, porque son religiosos y tienen valores tradicionales, algo que deberían explotar los republicanos.
El sur de Texas es cada vez más demócrata, al igual que populosas zonas como Houston, y podrían convertir al estado con el segundo mayor número de votos electorales, solo por detrás de los 55 de California, en un territorio de batalla, con campañas a pie de calle, anuncios electorales y eventos a diario en época de elecciones.
Ohio, que fue el estado más visitado por los candidato en este ciclo electoral, podría dejar de ser el principal escenario de los actos políticos o la propaganda, y Texas, entraría a formar parte del tablero.
“Si los demócratas quieren poner en disputa Texas lo que necesitan primero es movilizar a los latinos para que voten; segundo, algo que también deben conseguir los republicanos, es que sus propuestas políticas sean relevantes para la comunidad”, opina Householder.
Pese a que los fortines conservadores tiñen aún Texas de rojo, el estado podría estar inmerso en un lento cambio que obliga a los republicanos a una reflexión más profunda que la que ha desencadenado la derrota de Romney.