Puertos vuelven a la normalidad
Miles de camiones de carga regresaron a las instalaciones tras la huelga
El infatigable tránsito de miles de camiones de carga regresó este miércoles a los puertos de Los Ángeles y Long Beach tras ocho días de huelga sindical, aunque según las autoridades- la actividad comercial ahí se recuperaría hasta en dos semanas.
El paro de oficinistas, que habría costado unos $8,000 millones por la paralización de diez terminales a lo largo de una semana, concluyó la noche del martes apenas después del arribo de mediadores federales, al lograr que 14 empleadores aceptaran tentativamente reducir los despidos y cancelar las subcontrataciones con empresas en el extranjero.
“Los días venideros serán de mucho trabajo, pero esperamos ver trabajando a una fuerza laboral integrada por miles y regresar al complejo a sus negocios cotidianos”, dijo Geraldine Knatz, directora ejecutiva del puerto de Los Ángeles, al anunciar el fin del conflicto.
“No debemos perder tiempo en volver a acelerar las operaciones del complejo portuario más ocupado del país”, comentó por su parte el alcalde Antonio Villaraigosa, quien a su regreso de Sudamérica (donde promovió las inversiones en los puertos) se dedicó a destrabar las diferencias en las negociaciones.
Ayer por la mañana, sólo unas horas después de la apertura de las terminales, inició la descarga de los buques que estuvieron varados desde la semana pasada (unos 20 barcos lo evitaron desviándose a puertos de Oakland, Alaska, México y Panamá) y volvieron a ingresar miles de camiones.
“Va a tomar un par de días, quizás una o dos semanas, volver a la normalidad”, dijo Art Wong, vocero del puerto de Long Beach, cuyas actividades se redujeron a menos del 50% debido a la huelga.
El Sindicato Internacional de Estibadores y Almacenistas (ILWU), que representa a los 800 empleados administrativos que estuvieron en paro, precisó que el convenio firmado el martes prohíbe a las operadoras de terminales eliminar más de 14 plazas y le exige cubrir vacantes cuando sus agremiados se ausentan por vacaciones u otros motivos.
Esto, subrayó el grupo gremial, impide que los trabajos terminen en compañías en otros países.
De ser ratificado, el nuevo contrato concluirá el 30 de junio de 2016.
“Nuestra campaña siempre se ha enfocado en proteger los empleos bien remunerados y detener la contratación externa que amenaza a las familias trabajadoras en nuestras comunidades portuarias”, comentó Ray Familathe, vicepresidente del ILWU y quien participó en las últimas negociaciones.
Se estima mercancía valuada en 760 millones de dólares no pudo ser transportada cada día a través de los puertos, que reciben el 40% de la carga marítima que entra a Estados Unidos.
“Nadie gana cuando el trabajo se detiene en el puerto de América. Pero se trataba de empleos por los que vale la pena luchar, empleos importantes para la clase media”, señaló la congresista Janice Hahn, representante de los puertos, en un comunicado.
Los minoristas son los más aliviados por el fin de la huelga. “Estamos felices”, expresó Matthew Shay, presidente de la Federación Nacional de Minoristas (NRF). “El complejo portuario más grande de la nación está abierto de nuevo y operando y podrá recuperarse rápidamente del paro”, celebró.
Pero ahora sus preocupaciones se han centrado en las terminales marítimas de la Costa Este y el Golfo de México, donde podrían estallar conflictos sindicales entre la primavera y el verano de 2013.
El contrato colectivo de 20,000 estibadores en los puertos del Atlántico, de Texas a Maine, concluyó el 30 de septiembre, aunque se extendió hasta el 29 de diciembre con la amenaza de irse a la huelga.
Allá, los mediadores federales no han podido destrabar las prolongadas discusiones en los últimos dos meses. “Nuestra economía no puede soportar otra interrupción en los puertos”, comentó Shay.