Opinan sobre el nuevo Papa Francisco
Desde San Francisco hasta Argentina las reacciones sobre el nombramiento del nuevo pontífice no se han hecho esperar
REDWOOD CITY.— Si “Dios es argentino” —como dicen en ese país, dando sustento a las miles de bromas que se hacen en Latinoamérica sobre la idiosincracia de los vecinos del sur— el Papa también. Francisco es el nombre que escogió Jorge Mario Bergoglio, sacerdote jesuita de 76 años, arzobispo de Buenos Aires desde 1998 y ex presidente de la Conferencia Episcopal argentina durante dos períodos. Los que festejan el nombramiento del primer pontífice latinoamericano de la historia dicen que es un pastor muy preocupado por la pobreza. Quienes no lo quieren tanto aseguran que su actuación durante la dictadura militar en Argentina (1976-1983) es cuestionada, y recuerdan que consideró como “una guerra de Dios” el oponerse al matrimonio gay.
Nuestro hombre en el Vaticano
“La gente está sumamente emocionada. [Católicos,] judíos o evangélicos reconocen en Bergoglio al cura flaquito, de bajo perfil, que viajaba en subte [metro] o en colectivo [camión] como uno más” dice a El Mensajero la periodista Silvina Brandimarte, que conduce las mañanas de Radio El Mundo de Buenos Aires (radioelmundodigital.com). “Lo conocían por sus duras homilías pidiendo contra la pobreza, en favor de los jubilados, en contra de la trata de personas”.
Cuando en la capital argentina eran las 8 de la noche del miércoles, mucha gente se congregaba cerca de la Catedral para celebrar, y participar de una misa por el nuevo Papa. Y la televisión “no hablaba de otra cosa, y que es de San Lorenzo” según contaba Vilma Noce, jefa de noticiero en Radio América, también de Buenos Aires (estoesamerica.com). En efecto, en un país en el que la pasión futbolera es enorme, no se podía pasar por alto el hecho que Francisco se declaró hincha fanático del club San Lorenzo de Almagro, fundado por un sacerdote y cuyos seguidores reciben el mote de “cuervos” en alusión a la sotana de su creador.
Visto desde San Francisco
Entre otras asignaciones en el Vaticano, don Jorge Brignole cubrió periodísticamente el cónclave en el que se eligió a Pablo VI, y el Concilio Vaticano II. La agencia italiana de noticias ANSA lo nombró luego corresponsal en la Santa Sede. Hace 25 años “por lo menos” que vive en San Francisco y conduce programas en la AM 1010 (kiqi1010am.com). El periodista chileno considera que el significado de la elección de un papa latinoamericano es profundo, comenzando “por el nombre”.
Haberse puesto Francisco en honor de san Francisco de Asís, para Brignole, anuncia “la compasión” del nuevo jefe católico “hacia la gente humilde. En Argentina, él luchó mucho por los pobres. Está diciendo que le alarma la pobreza en el mundo”. El mismo Bergoglio viene de una familia modesta y de inmigrantes: su padre era empleado ferroviario y su mamá, ama de casa – ambos, nacidos en Italia y luego radicados en Buenos Aires. Estudió química primero y luego ingresó al seminario, a los 21 años. Fue nombrado cardenal por Juan Pablo II, y como obispo capitalino, prefirió vivir en un apartamento y no en el fastuoso palacio episcopal. Además, se trasladaba por Buenos Aires en transporte público. “Que sea latinoamericano es un honor” para el subcontinente que tiene más católicos en el mundo, afirma el periodista Brignole, pero “que sea argentino no tiene diferencia con que sea de otro país”.
¿Un papa “americano”?
“En mi opinión personal, ahora ni nunca habrá un papa de Estados Unidos. El estadounidense, aunque sea religioso, primero es estadounidense. [Pero] la iglesia es universal” dice el ex corresponsal en el Vaticano. Y sobre las especulaciones de los últimos días en la prensa mundial, apunta con certeza que Bergoglio “no estaba entre los favoritos”. Esto indica, según don Jorge Brignole, que los secretos en el Vaticano se guardan muy bien y que en el cónclave no influyó “ninguna opinión ni intervención extranjeras”.
Cristina, Francisco y las adopciones gay
El ahora Papa se enfrentó con el gobierno argentino de Cristina Fernández de Kirchner cuando manifestó de manera pública que se oponía a las adopciones por parte de parejas del mismo sexo, porque las creía una forma de discriminación contra los niños. La presidenta contestó que el tono de la iglesia le parecía “propio de tiempos medievales, de la inquisición”. Con respecto a las bodas gay, Alex Freyre, director de la Fundación Buenos Aires SIDA, recordó este miércoles en su página de twitter que en 2010 el nuevo papa “convocó a una guerra de Dios” contra los gays. Se refería a una carta enviada en ese entonces a religiosas carmelitas de su país, en la que con esas palabras convocaba a rechazar el matrimonio igualitario, ya ley en Argentina.
Don Jorge Brignole no cree que la iglesia tome más adelante “una decisión para favorecer al matrimonio gay”. “Tratará de no ofender, de no discriminar. La iglesia no condena al homosexual, sino a la homosexualidad, que no es lo mismo. Es difícil para una persona de orientación sexual diferente cumplir con esa exigencia” [la de la doctrina católica]. Es difícil que haya un cambio al respecto de las bodas gay y la elección de Francisco “tiene ese mensaje”, según Brignole.
“Un cura peronista”
“Dicen por aquí que es un cura peronista” tipeaba desde Buenos Aires la periodista Brandimarte. Y Fabiana García, también periodista y docente de la Universidad de Buenos Aires, nos aclaraba que “es peronista, sí, pero de la derecha, y si se enfrentó al gobierno es posible que las motivaciones ideológicas tengan que ver con eso”. Sin embargo, según García, no se puede considerar al Papa Bergoglio como “un enemigo acérrimo” de la administración cristinista. De hecho, la presidenta Kirchner ya confirmó que estará presente en la asunción de Francisco.
El diario argentino de izquierda Página 12 (pagina12.com), en un perfil del nuevo pontífice, incluye la acusación que se le hiciera años atrás de haberse negado a proteger a dos sacerdotes jesuitas que fueron torturados durante los años del gobierno militar. En ese entonces Bergoglio era superior de la orden en el país. El flamante Papa se defendió en su momento diciendo que antes del golpe de estado de 1976 “les advirtió del peligro y les quería dar refugio en la casa de los jesuitas” pero que los dos curas rechazaron el ofrecimiento.
Lo cierto es que el miércoles 13, luego del “Habemus papam”, en el sur no se hablaba de otra cosa que de la inesperada noticia: el Papa número 266, porteño. “Pensá: Dios y el Papa, argentinos” bromeaba Vilma Noce, de Radio América. Y cerraba, con pesimismo acerca del futuro inmediato de la iglesia: “Obvio, nadie cree que cambie nada, y menos con Bergoglio, de lo más conservador”.