Desde Francisco de Asís a Francisco

El nuevo Papa enfrenta las contradicciones de la Iglesia y las nuevas tendencias mundiales

Jorge Bergoglio fue elegido como líder de la Iglesia Católica. Bergoglio, de origen argentino, seleccionó el nombre de Francisco. Él es el primer pontífice no europeo en  1,200 años.

Jorge Bergoglio fue elegido como líder de la Iglesia Católica. Bergoglio, de origen argentino, seleccionó el nombre de Francisco. Él es el primer pontífice no europeo en 1,200 años. Crédito: AP

Sociedad

“No llores por mi Argentina”, dice la canción del musical Evita. Hoy, no hay por que llorar en Argentina o en nuestro continente.

“Mis hermanos cardenales fueron a buscar a un nuevo líder de la Iglesia. Tuvieron que llegar hasta el fin del mundo para encontrarlo”, dijo quien hasta el miércoles fue Jorge Mario Bergoglio.

“Quo nomine vis vocari” (como quieres ser llamado), le preguntaron. “Vocabor Franciscus” (me llamaré Francisco), respondió el padre Jorge Mario Bergoglio.

Sólo podemos especular con la elección de su nombre. Posiblemente el nuevo Papa está queriendo rendir honores a Francisco de Asís. A inicios del Siglo XIII, Francisco di Bernardote, hijo de una familia de mercaderes pudientes en Asís, Italia, sembró la primera semilla de su Iglesia Cristiana en su propio pueblo.

De joven, no le interesó mucho la riqueza de sus padres. Francisco de Asís rechazó la suntuosidad material que le brindaba su estatus social; se auto-segregó en las afueras de su pueblo y se dedicó a la vida espiritual.

En la soledad y la vida “mundana” de la pobreza encontró la salvación. Y desde allí predicó la palabra de Dios con el sello de la pobreza y propuso el modo de vida sencillo, como vía noble para alcanzar la gloria espiritual.

Años atrás, durante mis años de secundaria en el Colegio San Francisco de la Tercera Orden en La Paz, Bolivia, mi director, Julio Lazarte Lizarazu, decía que el Espíritu Santo concedió al joven Francisco las llagas de Jesús, por su vida contemplativa.

De una manera algo similar, Bergoglio nació dentro de una familia clasemediera en el barrio de Flores en Buenos Aires, Argentina.

“Muchas personas pobres del lugar, que venían a alimentarse en el comedor de la parroquia, le mandaban cartas al padre Jorge Bergoglio. Les contestaba con su puño y letra”, dijo el cura Gabriel, párroco de la Iglesia de San José de Flores.

Como cardenal de Buenos Aires, Bergoglio fue un crítico abierto de la globalización. Por cierto, su censura no fue simplemente al carácter salvaje del neoliberalismo, sino también a esos cambios sociales y culturales que vienen pegados a este proceso.

En 2006, se opuso tenazmente contra una propuesta que enmendaba las leyes argentinas contra el aborto. Acusó al gobierno de su país de no tener respeto por la vida humana. Asimismo, en 2010, reclamó otra propuesta que legalizaba el matrimonio del mismo sexo. Luego también se opuso a la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo. “Dios quiso que los niños tuvieran un papá y una mamá”, dijo.

El liderazgo de Francisco es infinito. La Iglesia Católica y las nuevas tendencias sociales del mundo tienen contradicciones palmarias, casi naturales. Su trabajo es convencernos que lo suyo, la fe, sigue siendo el camino de la salvación. Es un trabajo de mil presidentes.

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