Cuidando la salud de su gente

María Cristina Hernández ha logrado inspirar a otros con su tenacidad como doctora

Dr. María C. Hernández

Dr. María C. Hernández Crédito: Suministrada

Su difícil comienzo en el ámbito de la medicina, nunca le desvió su objetivo de convertirse en doctora para servir a su comunidad. Ese fue su sueño desde niña.

Pero María Cristina Hernández, recuerda que de no haber sido por el empeño de su padre para que esta estudiara la carrera de medicina, el sistema y su cultura le habrían hecho casi imposible el convertirse en lo que es hoy.

“Cuando estaba en high school, los consejeros decían que yo debería planear convertirme en secretaria, pero yo desde niña quería ser doctora. Pero ellos dijeron a mi papá que esa carrera costaba mucho dinero y que no era para mí”, recuerda la doctora Hernández, quien a pesar de esas recomendaciones, recibió el apoyo de su padre para irse a estudiar medicina a México.

Después de estudiar la carrera de medicina en Guadalajara, y hacer un servicio en Canadá, Hernández regreso a este país a buscar empleo, algo que ella recuerda no fue nada fácil. “Envié más de 200 solicitudes, en todos los estados del país y no me daban trabajo”, compartió.

Hernández, el día de hoy, dice sentirse feliz de nunca haberse desanimado en perseguir la profesión de médico, no solo porque pudo hacer realizar su sueño, sino también por haber inspirado a su propia hija y sobrina a seguir sus pasos.

“Me quedé en mi comunidad para regresarle lo que me ha dado”, subraya la doctora que creció y sigue viviendo en la ciudad de Pico Rivera, donde se dedica a atender primordialmente la salud de los latinos de esta comunidad.

“Mi hija , mi sobrina y yo hicimos un esfuerzo en especializarnos en el tratamiento de la diabetes que tanto afecta a los latinos”, señaló Hernández. “Estos componen la mayoría de nuestros pacientes. Así que nos dedicamos de corazón a mantenerlos sanos”, añadió.

La doctora recuerda los muchos obstáculos que tuvo que enfrentar, incluyendo la discriminación, para poder convertirse en un médico. Así que nunca planeó que su hija fuera a dedicarse a una carrera tan sacrificada y sufrir lo que ella sufrió en carne propia. Pero reconoce que su hija vio en ella un ejemplo de tenacidad y de cómo lograr sentirse feliz con su profesión.

“Si tu pasión es la medicina, no debes dejar que nadie decida en tu vida. Que nadie te limite y que tengas paciencia hasta concluir tu meta”, es lo que la doctora Hernández recomienda a las jóvenes latinas que, como ella, aspiran a lograr sus objetivos.

“Mi mayor satisfacción es que todos los sacrificios hayan valido la pena para poder brindar acceso a mi comunidad al cuidado médico”, puntualizó Hernández.

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