Científicos desmienten que las pirámides den energía
Mientras miles asisten a las pirámides mexicanas a 'cargar energía' científicos aseguran que esto es una creencia moderna.
Para el arqueólogo Rubén Cabrera Castro, decano de la zona arqueológica de Teotihuacán, wn México, hasta el momento no existen datos arqueológicos que sustenten de forma fehaciente la vinculación de los edificios teotihuacanos con los equinoccios.
A propósito de las visitas a este sitio durante el 21 de marzo, el especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) sostuvo que las construcciones prehispánicas son de corte astronómico, pero no están vinculadas al equinoccio de primavera ni al solsticio de verano.
Por aspectos como su orientación, ubicación y vínculo con el concepto de fertilidad, expresó Rubén Cabrera, “la gente viene cada 21 de marzo a ‘tomar energía’ en su cima, pero nosotros no tenemos, como arqueólogos, datos para decir que en efecto esto suceda. Son ideas que han surgido recientemente, hará unos 20 años”.
Refirió que al igual que hoy en día, el contexto de la Calzada de los Muertos y las pirámides del Sol y de la Luna, fue escenario de tumultos dado que gente de la ciudad y venida de fuera, acudía “tanto a venerar a la imagen de la deidad o deidades, como a algún gobernante.
Dijo que Quetzalcóatl era considerado el dios civilizador que había otorgado el calendario a la humanidad; y que de pronto una estructura como la Pirámide del Sol tenga este valor simbólico era de alta jerarquía. Los teotihuacanos retomaron esto de otras culturas, pero lo expresaron en el diseño de su ciudad.
El arqueoastrónomo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Jesús Galindo, quien ha realizado mediciones en varias estructuras arqueológicas del país, consideró que lo interesante es que el eje principal de la Ciudad de los Dioses es perpendicular al eje de simetría de la Pirámide del Sol, y ésta dos veces al año, el 29 de abril y el 13 de agosto, se alinea a la puesta del astro.
La pirámide también se orienta a la salida del Sol, las madrugadas del 12 de febrero y 29 de octubre, aunque astronómicamente esto no dice nada, pues no hay solsticios ni equinoccios en esas fechas, tampoco ocurre el paso cenital del astro, refirió Galindo.
Sin embargo, si marcan la secuencia que se sigue hasta el solsticio según marca el calendario ritual de 260 días, común entre los pueblos de Mesoamérica, en la primera alineación, el 29 de abril, el Sol se irá metiendo en distintas posiciones y transcurridos 52 días se alcanza el solsticio de verano, en apariencia el astro se detiene y comienza un retorno de 52 días, cuando el 13 de agosto se repite la imagen.