Inmigrantes restan peso a evaluación sobre matrimonio gay

Activistas alegan que los casos que examinará la semana próxima el Tribunal Supremo de Justicia no tocan aspectos que son cruciales para la comunidad hispana

Varias personas desafían el frío y esperan en el exterior de la Corte Suprema en Washington para escuchar los argumentos orales sobre los casos de matrimonios gays que serán evaluados la próxima semana.

Varias personas desafían el frío y esperan en el exterior de la Corte Suprema en Washington para escuchar los argumentos orales sobre los casos de matrimonios gays que serán evaluados la próxima semana. Crédito: AP / J. David Ake

Washington – Los casos sobre el matrimonio gay que escuchará la semana próxima el Tribunal Supremo de Justicia son importantes, pero no tocan aspectos que son cruciales para la comunidad hispana, dijeron hoy activistas.

“Éste es, fundamentalmente, un asunto de derechos humanos”, dijo a Efe, Ruby Corado, una transexual que dirige un servicio comunitario autofinanciado el cual atiende a unos 1,200 hombres y mujeres homosexuales y bisexuales en la capital de Estados Unidos.

Corado, nacida en El Salvador hace 42 años, lleva casi tres décadas de activismo en favor de los homosexuales, bisexuales y transexuales (LGBT), y considera que lo que se argumentará ante el Supremo “es la necesidad de que el Estado reconozca el derecho de asociación” de las personas.

“Y de que la sociedad reconozca la validez de relaciones que son estables, que son de verdadera familia”, añadió.

Por su parte Michael Lavers, de 31 años y reportero del periódico The Washington Blade de la comunidad LGBT, recordó sus emociones cuando en 2004 escuchó en las escalinatas del Tribunal Supremo de Massachusetts el fallo que declaró inconstitucional en ese Estado que sólo se permitiera el matrimonio de personas heterosexuales.

“Y aquí estamos ahora, en las escalinatas del Tribunal Supremo de Justicia de Estados Unidos a la espera de argumentos que podrían señalar un paso histórico hacia la igualdad de derechos para todos”, señaló.

Lavers, quien vive en Washington DC con su pareja, señaló que ha ocurrido en años recientes un cambio sustancial en las actitudes sociales de Estados Unidos hacia las parejas homosexuales, y opinó que es una cuestión de tiempo hasta que se logre la equidad que estas parejas buscan.

En nueve estados y el Distrito de Columbia se ha legalizado el casamiento de personas del mismo sexo, y otros diez estados permiten algún tipo de unión legal y reconocen los mismos, varios, o algunos derechos similares a los del matrimonio.

El proceso en el Supremo

El fallo del Supremo, que se espera para junio, podría abrir el paso a la aprobación de leyes que reconozcan el casamiento de personas del mismo sexo en otros Estados.

El martes, los abogados de la legalización del casamiento de gays y los opositores presentarán sus argumentos ante el Supremo acerca de una enmienda de la Constitución del estado de California, aprobada en plebiscito en 2008, que definió el matrimonio como el yugo compartido entre un hombre y una mujer.

Al día siguiente los argumentos en el Supremo serán acerca de la Ley de Defensa del Matrimonio, promulgada en 1996 por el presidente Bill Clinton y que define el matrimonio como la “unión de un hombre y una mujer”.

Aunque tal ley no prohíbe que los estados permitan el casamiento de personas del mismo sexo, no reconoce esos matrimonios en el ámbito federal.

Aspectos que afectan a inmigrantes quedan fuera

“Pero las decisiones del Supremo no se refieren a toda la Ley de Defensa del Matrimonio promulgada por el presidente Bill Clinton”, advirtió Corado. “Se refiere a aspectos específicos y esto deja afuera aspectos que son de la mayor importancia para las parejas de inmigrantes”.

“Uno de ellos es que, en una pareja formada por un ciudadano estadounidense y un inmigrante, el estadounidense no puede apoyar la solicitud de residencia legal permanente de su compañero o compañera”, explicó.

Corado dice que ha visto “de cerca y muchas veces” las consecuencias en la vida real de la ausencia de derechos conyugales en las parejas gays equiparables con los que tienen las parejas casadas heterosexuales.

“Una de las dos personas se enferma y en el hospital aparecen familiares que reclaman autoridad para tomar decisiones sobre el cuidado”, dijo. “Y el compañero o compañera, que ha sido la persona importante en la vida del enfermo por muchos años, queda relegado”.

“O toma el caso de una pareja donde una de las dos personas ha sido la que tomaba las decisiones sobre asuntos económicos, financieros, de propiedad”, añadió. “Y cuando esta persona muere, el sobreviviente se encuentra solo, mientras que los familiares del fallecido toman decisiones sobre bienes y propiedades”.

Sin una licencia de matrimonio, el compañero o compañera homosexual no tiene acceso a beneficios como el seguro médico de su pareja, ni puede cobrar pensión, aunque ambos pagan más impuestos que una pareja casada.

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