Circo de los Hermanos Vázquez recorre EEUU (fotos y video)
El espectáculo tradicional llegará a las principales ciudades apostando por el mercado hispano.
La magia que encierra una carpa y decenas de actores, payasos, malabaristas, trapecistas y animales se mantiene vigente en Estados Unidos gracias a una empresa familiar hispana que ha sabido cautivar a millones durante cuatro generaciones.
Fundado en México en 1969, el Circo Hermanos Vázquez recorre las zonas metropolitanas de EE.UU. donde se concentra la mayoría de la población latina, convirtiéndose en el único circo tradicional de una sola pista que apuesta por el mercado hispano.
A mediados del mes de julio dejarán Houston (Texas) para continuar la temporada en Chicago, Atlanta y finalizar el año en Nueva York (en El Bronx y Queens), como lo han venido haciendo desde hace décadas.
En su periplo de más de diez meses, que además recorre varias ciudades de California, Florida y Washington DC, los acompañan más de cien personas, entre artistas y personal administrativo, técnicos, ingenieros y coreógrafos junto a los animales que hacen parte de la función, entre camellos, caballos, puercos y cebras amaestradas.
Según Guillermo “Memo” Vázquez, quien forma parte de la tercera generación del Circo Hermanos Vázquez, se trata de “una ciudad dentro de otra”.
“Mover un circo es también un espectáculo”, explicó el que también es animador principal en las funciones del circo, que agregó que junto a la gran carpa del circo se movilizan 45 casas rodantes.
Vázquez comentó que en los dos meses de descanso se dedican a renovar los números, la música y el vestuario que presentarán en la temporada siguiente.
Para Vázquez, esa demostración de esfuerzo por lograr ser mejores cada año es el respeto que el circense le debe al público que acude a deleitarse con un espectáculo al que disfruta en familia.
“Mientras haya un niño para divertir en el mundo siempre va a existir el circo con su magia, su esplendor y sobre todo con ese don”, recalcó Vázquez, el mayor de los cinco hermanos encargados de administrar el negocio.
Ese “aserr��n” que llevan en las venas los circenses se debe a la práctica tradicional que se hereda, en la gran mayoría de los casos, de los padres o de los abuelos, como le sucede a Eugenio Nistorov, italiano, quien junto a sus hermanas Ofelia y Roby Nistorov y su esposa, Alina, llevan a cabo un singular y muy aplaudido número de acrobacia con patines.
“Nosotros nacimos y crecimos prácticamente en el circo y viajamos la gran mayoría del tiempo y voy a casa (en Italia) cada dos a tres años. La vida del circo es así, sacrificado, pero el aplauso del público es por lo que respiramos”, anotó Nistorov, padre de un niño de dos años.
Al igual que Nistorov, el payaso mexicano Ary Campa Lerna, conocido como “Ari Corazón”, viaja con su familia a donde la nariz roja y el destino lo lleven con su humor.
Hijo y nieto de circenses reconocidos en México, Campa piensa seguir la tradición de enseñarle a sus hijas las virtudes del llamado “clown musical” y tocar instrumentos raros como el “botellófono” o el “sartenófono” o los clásicos como el trombón, saxofón y el clarinete.
“Es una profesión difícil pero a la vez muy satisfactoria”, advirtió Campa, que interpreta a un payaso extraterrestre en la presente temporada del Circo Hermanos Vázquez. Campa ha participado en numerosos programas cómicos en México y en circos de varios países, entre ellos de España y China.
El arte circense, reconocido como el más antiguo y popular entre las modalidades escénicas, tiene un lugar asegurado en la historia hispana, según Luva Vázquez, de 18 años, malabarista perteneciente a la cuarta generación del Circo de los Hermanos Vázquez.
Según ella, en la actualidad hay diferentes clases de actuación circense, pero su esencia, la de divertir al público sanamente, no tiene forma de cambiar.
“La clave está en arrancarle una sonrisa y un aliento de asombro al niño de 1 hasta los 100 años”, remarcó.