Barcelona en Tierra Santa
Culés visitan a líderes de Israel y Palestina; ofrecen clínica a niños
JERUSALÉN, Israel (EFE). El FC Barcelona concluyó ayer en un abarrotado estadio de Tel Aviv su Tour de la Paz, que le llevó a Cisjordania e Israel, donde mantuvo encuentros con líderes palestinos e israelíes, y se entrenó con niños de ambas partes.
El Bloomfield de Tel Aviv, con capacidad para 14,400 personas, se llenó de aficionados, en su mayoría de corta edad, ataviados con la camiseta del Barsa y cartulinas para dar la bienvenida a las estrellas del equipo español.
“Sois mensajeros de la paz, traéis la luz a los niños y esperanza a nuestro pueblo. Un mensaje de paz al Medio Oriente. Gracias”, dijo el presidente del Estado israelí, Simón Peres, antes de hacer un simbólico saque de honor en el que le pasó el balón a Messi, al que abrazó entre los aplausos de la afición.
Seis grupos de niños y niñas israelíes y palestinos de diferentes edades participaron en la clínica con los jugadores, en la que hicieron los habituales pases, tiros a puerta y regates en zig-zag.
Después el equipo entrenó por separado antes de despedirse del público entregando camisetas y balones firmados.
Tel Aviv fue la última parada de la minigira que realiza el Barcelona por Oriente Medio.Poco antes, una expedición integrada por Messi, Xavi, Iniesta y Piqué mantuvo un encuentro en la localidad de Ramat Gan, al este de Tel Aviv, con niños enfermos de cáncer, visita que acompañó el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Poco antes, una expedición integrada por Messi, Xavi, Iniesta y Piqué, visitó en la localidad de Ramat Gan, al este de Tel Aviv, con niños enfermos de cáncer, visita que acompañó el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.A mediodía, jugadores y directivos culés acudieron al Muro de los Lamentos en Jerusalén, donde cumplieron casi sin excepción el ritual de meter peticiones y deseos entre sus grietas.
“No voy a decir lo que he escrito, si no, no se cumplirá”, respondió con humor el presidente del Barsa, Sandro Rosell.
Uno tras otro, en grupos de dos o tres, los jugadores, tocados con el tradicional solideo judío (kipá) de color blanco, escribieron sus deseos en papelitos y los fueron metiendo entre las grandes piedras.
Algunos, como Mascherano y Alexis, con casi medio brazo dentro de una gran grieta para meterlos lo más profundo posible, aunque la fotografía más buscada por las decenas de reporteros en el lugar fue la del “dios” Messi introduciendo su mano en el lugar más sagrado para el judaísmo.
La delegación azulgrana fue recibida por el rabino del Muro de las Lamentaciones, Shmuel Rabinovich, y una multitud de curiosos, entre ellos no pocos ortodoxos, que corearon los nombres de los jugadores más famosos, con especial ahínco el del argentino, que fue escoltado en todo momento por dos agentes de seguridad.
Posteriormente la delegación participó en un acto en la residencia oficial del presidente israelí en el que se firmó una “declaración por la tolerancia” que formará parte del programa educativo en los colegios israelíes a partir del próximo curso.
Bajo el lema de “El otro soy yo”, la campaña fue lanzada en coincidencia con la visita del Barcelona, que trata de fomentar con ella los valores de paz y convivencia en la zona.
“Nuestra contribución es una gota de agua en un océano, pero haremos lo que podamos para que la paz sea una realidad”, aseguró Rosell ante Peres, Netanyahu y los ministros de Educación, Cultura y Deporte, y Turismo.
La jornada en Israel siguió a una frenética parada del conjunto azulgrana el sábado en Cisjordania, donde visitó la Basílica de la Natividad de Belén, se entrevistó con el presidente palestino, Mahmud Abás, antes de hacer otro entrenamiento con niños en el estadio municipal de Dura, al sur de Hebrón, ante 24 mil seguidores.
Tras la última clínica en Israel, el Barcelona viajará a a Tailandia y Malasia, etapas de su gira asiática de este año.