Empleada boricua cuenta su estrés por cierre de Gobierno

A la trabajadora del Departamento de Defensa, Lola Ramírez, le preocupa el no poder pagar sus cuentas por le recorte de su sueldo

Más de 800,000 empleados federales a nivel nacional recibieron cartas de furlough (suspensión de trabajo sin sueldo), indicándoles que debían dejar sus puestos de trabajo a partir del martes y hasta nuevo aviso.

Más de 800,000 empleados federales a nivel nacional recibieron cartas de furlough (suspensión de trabajo sin sueldo), indicándoles que debían dejar sus puestos de trabajo a partir del martes y hasta nuevo aviso. Crédito: AP

Nueva York – Lola Ramírez cobró su última quincena el pasado viernes, pero ahora está estresada porque sabe que el próximo cheque le llegará con unos cuantos dólares menos. La puertorriqueña trabaja como analista de presupuesto en el Departamento de Defensa en Washington DC, y desde el martes pasado forma parte de los 800,000 empleados federales que fueron mandados a sus casas con salarios suspendidos.

La madre soltera de 40 años cuenta que lo más preocupante del cierre de Gobierno, es el saber que no recibirá un pago retroactivo por el sueldo que está dejando de cobrar. “Esta es la segunda vez que me toca enfrentar un furlough (suspensión de trabajo sin sueldo). Cuando nos mandaron a nuestras casas en julio pasado por seis días, debido también a la crisis presupuestaria, nunca nos depositaron el dinero que dejamos de recibir”.

Y es que para esta mujer, quien trabaja para el Gobierno federal desde 1998, lo que más le angustia es que si por alguna razón debe enfrentar un gasto extra, además de las cotidianas cuentas de la casa y el auto, no podría hacer ningún pago porque su cheque no le alcanzaría. “Yo vivo de cheque en cheque, y te imaginas que si en los próximos días se me rompe el sistema de aire… ¿cómo lo voy a arreglar, si el sueldo me llegará corto? ¿Y que pasaría si yo o mi hijo nos enfermamos?”.

Parte del estrés de Ramírez es la incertidumbre por no sobre el tiempo que puede durar la crisis. Cuando le entregaron la carta de suspensión el martes, le indicaron que el cierre podría durar varios días.

“Nos hicieron firmar el documento de furlough por 30 días, y nos dijeron que si se vencía (el documento), nos entregarían otro por 30 días más”, cuenta la madre, agregando que, “la frustración por no saber cuánto durará esta situación es lo que nos está matando”.

El martes Ramírez fue a su oficina solamente por cuatro horas para entregar su laptop de trabajo, cerrar las cuentas oficiales en su computadora y devolver las credenciales que le permiten acceder a las oficinas.

“Si el sueldo me llega muy corto en el próximo cheque, me tocará empezar a buscar información para ver si puedo aplicar por el beneficio de desempleo, porque algo tengo que hacer para poder sobrevivir cuando se me acaben los ahorros”, finalizó Ramírez.

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