Una ola de atentados en Egipto
Ataques de un suicida además de pistoleros matan a nueve policías
EL CAIRO, Egipto. Un suicida y un grupo de pistoleros mataron ayer lunes a nueve agentes de seguridad y atacaron el principal centro de comunicaciones por satélite en una serie de golpes tendientes a desestabilizar Egipto, dijo el ministro del Interior.
Una bomba que el atacante suicida detonó en un cuartel de seguridad en el sur de la península del Sinaí provocó la muerte de tres policías. Los restos del agresor son analizados para determinar quiénes fueron los responsables del ataque, precisó el ministro Mohamed Ibrahim.
Poco antes, pistoleros enmascarados se estacionaron junto a una camioneta tipo pick up cerca del Canal de Suez y mataron a tiros a seis soldados, dijeron funcionarios de seguridad con la condición de guardar el anonimato por no estar autorizados a informar a la prensa.
“Este es un intento por demostrar que siguen en pie y no están destruidos”, dijeron a The Associated Press sin especificar qué grupos son los responsables. “También se proponen confundir, distraer” a las fuerzas de seguridad, agregó.
El ministro dijo que el ataque en el sur del Sinaí posiblemente fue obra de grupos islamistas que operan en el norte de la península y que han sido desplazados de allí debido a operaciones de seguridad y redadas.
Pero Ibrahim agregó que un ataque ayer en la principal estación de comunicaciones vía satélite del país, en un suburbio de El Cairo, parece un acto de venganza por la represión de los partidarios del expresidente Mohamed Morsi durante protestas en la víspera que dejó 50 muertos.
Dijo que los pistoleros, presumiblemente parapetados en edificios cercanos, dispararon un proyectil contra un complejo que alberga los satélites.
Fue el primer ataque en El Cairo contra infraestructura civil.
Desde que los militares derrocaron a Morsi el 3 de julio, Egipto se ha visto convulsionado por protestas casi diarias y un recrudecimiento de los ataques a fuerzas de seguridad y militares, particularmente en el Sinaí.
Las autoridades culpan a los partidarios del ex presidente de buscar provocar el caos para desacreditar al nuevo Gobierno, que declaró la guerra al terrorismo.
Desde el derrocamiento de Morsi, apoyado por un gran sector del público, las autoridades han detenido a por lo menos dos mil miembros de la Hermandad Musulmana, incluso la mayoría de sus líderes. Anuncian que los detenidos serán juzgados por cargos que van desde asesinato e incitación a la violencia hasta abuso del poder y conspiración con potencias extranjeras.
Los partidarios de Morsi niegan haber apelado a la violencia. Pero grupos milicianos en el Sinaí han exhortado abiertamente a atacar las fuerzas de seguridad.
Los ataques casi diarios a soldados y policías en el Sinaí dan la impresión de una insurgencia plena, en` especial en los tres meses desde la destitución de Morsi.
La violencia casi seguramente afectará los esfuerzos del Gobierno interino, respaldado por los militares, por revivir la economía, especialmente el sector vital del turismo, y poner orden en las calles de El Cairo, donde arrecian el delito y la anarquía.