Una de mil 800 historias desaparecidas en Cd. Juárez
En Ciudad Juárez las hijas desaparecen sin rastro, pero hay madres que hacen todo por encontrarlas, como Karla Castañeda Alvarado; aquí su historia
SAN FRANCISCO.— “Mi niña desapareció en el 2008. Tiene cinco años desaparecida. Ella estaba estudiando la secundaria. El 24 de octubre salió a comprar un material para la escuela y ya no regresó. Desde que mi hija desaparece, yo no dejo de buscarla. Desde entonces me han pasado muchas cosas: me han querido levantar, tengo amenazas de muerte y por eso me tuve que venir a los Estados Unidos, para pedir asilo político”.
Es la narración de Karla Castañeda Alvarado, refugiada política en Los Ángeles desde principios de este año, y de visita en San Francisco donde vino a compartir la historia de impunidad y corrupción en Ciudad Juárez, donde hasta ahora suman más de 1,800 mujeres desaparecidas, sin rastro, como si la tierra las hubiera devorado.
Su delito en tierras mexicanas ha sido buscar a su hija sin censura, cuestionando y señalando a las instituciones públicas de Chihuahua y a sus autoridades, entre ellos el actual gobernador de aquel estado del norte de México, César Duarte.
Karla revive la historia de su hija, Cinthia Jocabeth Alvarado, en medio de figuras relacionadas con la muerte: calacas, calaveras, vírgenes redentoras y otras apariciones expuestas en altares colocados en pasillos del Mission Cultural Center este fin de semana de Día de Muertos.
Por momentos, la voz de Karla se quiebra durante la narración, a pesar de que es quizá la historia de todos sus días, por la cual respira, por la cual mantiene la esperanza de reencontrarla, cuando dice: “Mi niña ahorita tiene 18 años. Los acaba de cumplir el 20 de octubre. Está desaparecida desde 2008”.
“Cuando mi hija no regresa, voy a Fiscalía (General de Chihuahua), para poner la denuncia como desaparecida y que me ayuden a buscarla. Pero no quieren, me dicen que tengo que esperar 72 horas para que ellos me empiecen a ayudar. Yo no me quise esperar. Empecé yo misma a buscarla. Voy a los noticieros para dejar una foto de la niña y la empiecen a publicar. Eso fue un viernes, el sábado recibo una llamada y me dicen que vieron a mi niña en un monumento, con un señor de 40 a 45 años de edad y el señor la iba estrujando y ella iba llorando.
“Ahí es donde me desespero. Empiezo a hacer más. Busco a las autoridades, pero ni aún así me quieren ayudar. Las autoridades comienzan a buscar a mi hija cuando ella tiene siete meses desaparecida.
“Un solo ministerial trae el caso de 14 niñas o hasta 16 niñas. Una sola persona buscando a tantas niñas, y es que ellos no se dan abasto. Por eso yo tuve que esperar seis meses para que ellos me ayudaran a buscar a mi niña. Esos seis meses fueron mucho. Si ellos hubieran ayudado desde que voy y digo que a mi hija no la encuentro, pues a lo mejor tuviera a mi hija y, pues, no hubiera tenido que pasar por tantas cosas.
“A mí no me gusta quedarme callada; yo lo que hablo es porque así es. Tampoco me gusta decir cosas que no. Si yo lo digo es porque a mí me está costando. Yo llegué a enfrentar a las autoridades para decirles que son unos mentirosos y ellos no hablan con la verdad, ya que sabemos que tienen 253 cuerpos en el SEMEFO, y cuando nosotros —Comité de madres y familiares de desaparecidas en Ciudad Juárez— organizábamos una manifestación o una caminata, nos entregaban de a tres cuerpos —o pedazos de huesos—, para que ya nos calláramos.
“Lo último que alcancé a hacer en Juárez fue la Caminata por la vida y la justicia, en enero de 2013, que fuimos caminando desde Ciudad Juárez a Chihuahua —capital. Duramos casi ocho días caminando, de día y de noche. Son 389 kilómetros. Lo hicimos caminando las madres y gente que nos acompañó de organizaciones, como el YoSoy132, mucha gente.
“Llegamos a Chihuahua y el gobernador César Duarte no nos atendió porque estaba de vacaciones. Nos regresamos a Juárez y ahí fue donde empezaron los ataques. Hicimos una audiencia; Duarte la quería privada y yo le dije que no, que la queríamos pública. La hacemos pública y ahí es donde él se molesta bastante. Yo lo empiezo a interrogar y él se molesta. Desde entonces las amenazas. Hay federales que llegan a rodear mi casa, los ministeriales, a las tres de la mañana se querían meter. Recibo una llamada el 8 de febrero, eran las 6:30 de la mañana, me dice alguien que me salga porque iban a levantarme, y no lo dudé. Salgo con mis cuatro niños que tengo y me voy a casa de una vecina. Y de ahí veo que entran a mi casa. No sé qué estaban buscando. Sacaron los muebles. Ahí tomo la decisión de venirme para acá. Yo no quería venirme a los Estados Unidos, porque aquí no conozco y no tengo familia. Y acá siento que no estoy haciendo nada por buscar a mi niña.
“Mi hija acaba de cumplir sus trece años. Ella cumplió sus trece años el 20 de octubre, y el 24 de octubre ya desapareció. Mi niña tiene ahorita cinco años desaparecida. Como la mía, son más de 1,800 personas desaparecidas en Ciudad Juárez”.
En febrero de 2014, Karla Castañeda tendrá una nueva audiencia con autoridades estadounidenses para definir el asilo político definitivo. “Si me quedo, qué bueno”, pronunció Karla. “Si me voy, también qué bueno. Yo voy a seguir buscando a mi hija”.
Karla llegó a San Francisco con apoyo de distintas organizaciones, entre ellas Mission Cultural Center y YoSoy132BayArea.