Sin dejar el poder
Nicaragua es un ejemplo de cómo en los países centroamericanos ciertos gobernantes insultan la inteligencia del pueblo
Al Grano
Siguiendo el manual de instrucciones del socialismo del siglo 21, distribuido por el chavismo a los izquierdistas latinoamericanos, Daniel Ortega y sus asociados en Nicaragua están terminando de tejer la red con el fin de atrapar la ingenuidad de sus paisanos.
Esta semana dieron las puntadas finales para lograr una reforma constitucional, promovida por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). De cierta manera la reforma legaliza un fallo de 2009 de la Corte Suprema, que fue el truco que le abrió el camino hace dos años a la reelección espuria de Ortega a la presidencia.
Fue ilegal porque se inventaron que se violaban los derechos ciudadanos del camarada Daniel si no podía ser reelegido. A través de una demanda ante el Alto Tribunal lograron que se ordenara al Tribunal Electoral inscribir su candidatura en 2011, en contra de gran parte de la opinión pública.
Pero, el plan de Ortega es mucho más ambicioso: pretende hacerse reelegir indefinidamente y para eso ha usado otras variadas coartadas, simulando ser democrático, aunque claramente ha manipulado la constitución para su beneficio.
Nicaragua es un ejemplo de cómo en los países Centroamericanos ciertos gobernantes insultan la inteligencia del pueblo. Los comunistas del siglo 21 aprendieron muy bien la maturranga para perpetuarse en la presidencia usando la democracia, la constitución y estrategias para apropiarse de los bienes que les permite ser acaudalados y así garantizan un poder hacia el futuro a todo nivel.
Su arma más eficaz es el idealismo del pueblo que sueña con salir de la pobreza con sus líderes demagogos, pero ninguno cumple, ni los de la izquierda ni los de la derecha. Todos los dirigentes fingen ser mesías.
¿Qué tanto ha hecho Ortega? Algo. Por ejemplo, logró superar las relaciones con el Banco Mundial, entidad que admite que Nicaragua ha tenido una recuperación económica significativa reduciendo la pobreza del 48% al 42%. También, el gobierno sandinista ha logrado un ritmo de inversiones extranjeras relativamente bueno.
¿Qué costo? Ortega, copiando al chavismo venezolano, mantiene una oscura y sospechosa relación con una parte de la antigua oligarquía, lo que le ha permitido hacer buenos negocios. Igualmente ha logrado adquirir a través de familiares y amigos cercanos, empresas e industrias, algunos importantes bienes del Estado y medios de Comunicación que le facilitan controlar la información.Los aliados por ahora apoyan las políticas sandinistas (léase orteguistas) mientras puedan comer arroz de la olla.
Otro costo es la pérdida de libertades ciudadanas, por ejemplo, el uso de la policía y de comandos civiles armados para intimidar a la oposición y al pueblo y así violentar la protesta popular. Sin devanarme mucho los sesos afirmo que la miseria no será resuelta por un gobierno nepotista, ni amordazando el periodismo, ni construyendo un canal interoceánico como utópicamente piensan hacerlo.
Lo que sí va a lograr Ortega, sin ningún beneficio para la democracia y los ciudadanos, es que se atornillará al poder y la oposición de Nicaragua tendrá muchos años de socialismo del siglo 21, quiera o no.