Nostalgía de fin de año
Latinos de Los Ángeles añoran las fiestas de sus países de origen
En los 14 años que José Aguilera lleva viviendo en Los Ángeles, no ha celebrado la Navidad o el Año Nuevo.
“Para mí es como cualquier día, porque me toca trabajar. ¿Y de qué manera lo va a celebrar uno si está solo?”, dijo Aguilera, nativo de Michoacán, quien vive solo en Los Ángeles y no siente deseos de compartir que no sea con su familia.
“Para convivir con gente que uno ni conoce y a veces hasta mal sale, es preferible acostarse a dormir. Es mejor estar solo en su casa”, añadió Aguilera mientras se encontraba disfrutando de la tarde en el Parque MacArthur.
Aguilera recuerda que en México “ya es diferente porque te quedas esperando con tu familia, con tus amigos. Allí es distinto también con la comida”, añadió Aguilera. En su pueblo natal, además del pozole y buñuelos, preparan barbacoa de venado o chivo.
Las fiestas decembrinas son un motivo de reunión de familiares y amigos, una tradición latina que es un poco difícil de mantener fuera de los países de origen. Para muchos, como el caso de Aguilera, es solo una fecha más, en la que se trabaja o descansa después de una jornada de trabajo.
Para la familia de Leticia Soto ha sido un poco difícil mantener la tradición porque ella y su esposo no tienen familia en Estados Unidos. “Lo celebramos en casa, con una cena. Solo somos mi esposo y yo y la pasamos los cinco juntos, pero no es igual”, dijo Soto, quien tiene 10 años en Los Ángeles y solo pasa las fiestas con su esposo y sus tres hijos. “Allá también construimos un muñeco de trapo y lo quemamos para recibir en Año Nuevo”, dijo Soto. En su pueblo preparan barbacoa de borrego, además de pozole para recibir el nuevo año.
Elena Sánchez recuerda que en Oaxaca preparan mole negro para celebrar y que las personas van a la misa de la medianoche. “Allá se acostumbra bañarse a medianoche para recibir el Año Nuevo y después de bañarse ya se van a misa”, dijo Sánchez.
En Los Ángeles, mantener esa tradición también es un poco más difícil ya que su esposo trabaja cada 30 de diciembre. “Siempre recibe el nuevo año de camino a casa”, dijo sonriendo.
Además de las reuniones de los grupos familiares, muchos latinos extrañan las fiestas que se celebran en sus pueblos y los fuegos artificiales que nunca faltan en ellas.
“En El Salvador se siente más alegría. Se siente más alegre uno. Allá se ve mucho la pólvora y los cohetes, más que todo el 31, aunque el 24 también”, dijo Carlos Galdane, de El Salvador, quien espera que el nuevo año le traiga cosas buenas.
Reyna Fabián recuerda los faroles iluminados flotantes que elaboraba su tío para Año Nuevo. “Allá avientan mucho para arriba las bombas con luces”, dijo Fabián, quien es de Guerrero. “Mi tío hace cohetes, castillos, fosforitos. Todo eso él prepara para toda la familia en Año Nuevo”, añadió Fabián, quien no sabía si eso se acostumbraba en otros lugares de México. “En cada pueblito las tradiciones son diferentes”.