El desarrollo regional
La reunión de los paises del Tratado de Libre Comercio de America del Norte (TLC) es una instancia clave ante el nuevo panorama energético en la región. El petróleo dominará la atención de los presidentes de Canadá, Estados Unidos y México que en este momento apuestan su crecimiento al combustible. El desafío es equilibrar esos intereses.
El presidente Enrique Peña Nieto de México, el país anfitrión, quiere promover la inversión externa después de una histórica reforma energética. El presidente de Canadá, Stephen Harper, insiste ante Estados Unidos que le permita cruzar por su territorio el oleoducto Keystone XL para poder exportar petróleo y el presidente Barack Obama tiene una bonanza de petróleo gracias al boom de la extracción por fracturamiento hidráulico que le reduce la dependencia externa del combustible.
Tres situaciones distintas simbolizan también las asimetrías entre las tres naciones después de 20 años del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Estas dos décadas crearon una gran dislocación de empleos y un profundo impacto negativo en muchas economías locales. Esta es una experiencia que debe ser recordada cuando Harper, Peña Nieto y Obama hablen sobre el próximo tratado comercial de la Sociedad del Trans-Pacífico. Hay lecciones que no deben de olvidarse.
El tema de la seguridad en México tampoco puede ser ignorado ante el recrudecimiento de la violencia después que Peña Nieto haya reducido la colaboración estadounidense creada bajo la presidencia de Felipe Calderón. La frontera con Estados Unidos es muy grande y existe una fuerte preocupación en la gran comunidad mexicana por la violencia en su país. En repetidas ocasiones hemos dicho que problemas regionales necesitan soluciones regionales.
Es importante que el desarrollo económico del bloque regional no este desvinculado del bienestar de toda la población que lo habita. Este tiene que ser un interés tan compartido e integrado por las tres naciones como lo es el petróleo.