Cinco años de intransigencia

Hace cinco años una diatriba lanzada por el periodista Rick Santelli en CNBC, culpando a los propietarios de casas que fueron engañados en sus préstamos, de crear la crisis hipotecaria, es considerado como el nacimiento del Tea Party.

Este origen a partir de una falacia simplista y populista marcó la trayectoria de un movimiento que ha probado ser tan impredecible en la política, como perjudicial en el debate cívico debido a su intransigencia. La paralización en el Congreso, que está resultando en la sesión legislativa menos productiva que se tenga memoria, es el resultado de una Cámara de Representantes dominada por una bancada republicana dividida entre quienes creen en la tradicional dinámica de la negociación para pasar leyes y quienes en el Tea Party la consideran como una traición a los principios conservadores.

Esta división interna es el síntoma de una pesadilla que vive el Partido Republicano. En un principio alimentó el descontento populista contra el presidente Obama, tolerando incluso el racismo solapado de que un presidente negro tenía que ser africano en vez de estadounidense.

Hoy el extremismo de esta base política ya le costó a los republicanos varios escaños legislativos al apoyar candidatos con posturas impresentables, incluso para sus partidarios moderados.

Hoy son los simpatizantes del Tea Party los que alegan la absurda excusa de rechazar cualquier reforma migratoria por desconfiar de que el presidente Obama vaya a cumplir. Este temor es que los haya llevado a no negociar con el Senado ante la posibilidad de tener que transigir. Para ellos es todo o nada, algo impensable en un Gobierno dividido como el actual.

El mayor mito alrededor del Tea Party es ser puramente un movimiento populista de base cuando su dinero proviene de los hermanos Koch. Los activistas millonarios ultra conservadores financian actividades y candidatos a través de una red de organizaciones como Freedom Works o Americans for Prosperity con una agenda para reducir implacablemente el gobierno federal, los impuestos y las regulaciones.

El Tea Party es una amenaza a esa idea de un Partido Republicano que dé cabida a la diversidad de ideas. También lo es al concepto de que en una democracia, la negociación es el camino para resolver posiciones políticas antagónicas.

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