El sube y baja migratorio
La Suprema Corte de Justicia dio un golpe mortal a las ordenanzas municipales que convertían a los propietarios de viviendas en alquiler en agentes de inmigración. Una decisión excelente y razonable q ue contrasta con los retorcidos vaivenes de la Cámara de Representantes en cuanto al tema migratorio.
La negativa del Alto Tribunal de revisar las decisiones de varios tribunales federales de apelación echa por tierra las iniciativas del secretario de Estado de Kansas, Kris Kobach, de promover ordenanzas para impedir que los indocumentados alquilen viviendas, aprobadas en Hazleton, Pensilvania, y Farmers, Texas .
Esta es una derrota a esa visión de que los indocumentados, a pesar de llevar años trabajando y construyendo su vida en este país, son extranjeros a los cuales hay que hacerle la vida imposible..
Precisamente ese punto de vista es que el domina en la Cámara Baja. El presidente de la misma, John Boehener, puede asegurar como lo hizo recientemente que “esta es una nación de inmigrantes” y que la prioridad es la seguridad fronteriza.
Sin embargo, la medida que hoy estará analizando el Comité Judicial de la Cámara Baja es solamente para acelerar las deportaciones. La medida prohíbe financiar con fondos federales todo esfuerzo de ayuda legal y comunitaria dentro del Departamento de Seguridad Interna para los indocumentados en proceso de deportación.
La decisión de la Corte Suprema demuestra por un momento que en nuestra sociedad no hay cabida para el trato persecutorio hacia los indocumentados. La Cámara de Representantes es la que descorazona con su actitud despiadada y punitiva hacia estos inmigrantes. Y pensar que allí están puestas las esperanzas para una reforma migratoria humana.
El contraste entre buenas y malas noticias es un vaivén emocional; es el sube y baja migratorio, que un día reconoce en el individuo el valor humano y al otro se le deshumaniza de la peor forma.