Los coreanos y los latinos migrantes

Las relaciones entre los inmigrantes coreanos y latinos son complejas y van desde la simbiosis hasta la explotación de unos a otros

Migración

Hoy siguen y culminan tres entregas consecutivas con el tema de la migración como fábrica productora de clases medias. La semana pasada analicé la migración como una estrategia para reconstituir una clase media en otro país, con todo y el hecho de que moverse de una nación a otra en ocasiones implica una pérdida de estatus social.

Un ejemplo de reconstitución de la clase media en el contexto migratorio es el caso de la migración coreana en Los Ángeles. Los migrantes coreanos son identificados por su importante presencia en el mundo de laa empresa pequeña y mediana y por el vibrante y socialmente complejo espacio que ocupan en nuestra ciudad: el barrio de Koreatown.

Los migrantes coreanos se han reconstituido como clase media en Los Ángeles echando mano de varias estrategias. La primera estrategia ha sido la de conseguir empleo en alguna de las grandes empresas coreanas con subsidiarias en L.A.. Esta opción es relativamente reciente y refleja el ascenso de Corea del Sur como potencia económica en la región de Asia-Pacífico. La segunda estrategia es más añeja e importante: el autoempleo por la vía de la creación de pequeños negocios. En efecto, los coreanos tienen una de las tasas de autoempleo empresarial más altas entre los distintos grupos de inmigrantes que llegan a este país.

Muchas de estas pequeñas empresas están ubicadas en Koreatown, donde ofrecen servicios a los miembros de la comunidad coreana y al público en general. Un segmento vital de esta clientela lo constituyen los inmigrantes latinoamericanos, quienes de hecho son la mayor parte de los residentes de Koreatown.

La relación entre los inmigrantes coreanos y latinoamericanos en Los Ángeles es sumamente compleja. Los latinos son consumidores de los servicios ofrecidos por los negocios coreanos, los cuales van desde las tiendas de abarrotes y ropa hasta un creciente número de servicios profesionales, como las consultas médicas y dentales.

Pero los latinos también son una de las principales fuentes de mano de obra de dichos negocios. Va un par de ejemplos: los talleres de manufactura de ropa y los restaurantes de comida coreana, donde los latinos trabajan bajo las órdenes de patrones provenientes de ese país asiático. Si como proveedores y consumidores de servicios el nexo entre ambos grupos es de simbiosis o mutua necesidad, en el plano laboral la relación entre latinos y coreanos es de subordinación de uno al otro. Para complicar las cosas todavía más, la industria restaurantera y la de la costura son notables por sus bajos salarios y por la impunidad con la que los patrones pueden abusar de sus empleados, obligándolos a trabajar horas extra sin pago.

Está claro que esta es sólo una parte de la historia. En otros contextos laborales, tales como el sector servicios, es posible observar a trabajadores centroamericanos o mexicanos que han aprendido el coreano y en ese idioma se comunican con patrones y clientes. Se trata de una especie de asimilación entre grupos de inmigrantes, uno firme en la clase media y otro que viene empujando fuerte.

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