Desamparado en Los Ángeles
La estrategia de la ciudad de Los Ángeles para enfrentar el problema de los desamparados ha sido esconderlos para que no sean desagradables a la vista y no incomoden al público.
De ahí a que por un tiempo la Policía de Los Ángeles se dedicaba a confiscar y destruir la propiedad que los indigentes dejaban temporalmente en la vereda. En 2012 una decisión del Tribunal Federal de Apelaciones del Noveno Circuito anuló la norma que permitía ese accionar.
Este mismo tribunal es el que el jueves pasado declaró inconstitucional una ordenanza de 1983 en el que se prohibía el uso de un vehículo “como lugar para vivir, pasar la noche, día a día…”. Esta norma fue implementándose con quejas de los afectados, pero sin mayores problemas, hasta que en 2010 en el área de Venice se comenzaron a hacer operativos especiales, en respuesta a las quejas de los vecinos. Esto condujo a disputables arrestos, multas y confiscaciones de vehículos bajo una ordenanza que los jueces federales anularon por ser poco específica y clara.
La Policía había detenido y confiscado vehículos de gente que tomaba café, esperaba un turno en el auto o tenía una bolsa de dormir en el. La falta de claridad daba un margen de maniobra a los agentes que podían basar sus acciones en juicios personales discriminatorios.
Por otra parte, la elevada cantidad de gente que tiene su hogar en el auto hoy es mas un reflejo de la clase media derrumbada por la crisis económica que de la indigencia crónica. Los inmigrantes saben muy bien el efecto devastador de la confiscación de un vehículo, ya que es un medio para llegar al trabajo y su pérdida significa la desocupación y la vuelta a un círculo vicioso.
En la actualidad se están probando en Los Ángeles maneras más positivas, como proveer techo y servicios, para combatir el desamparo crónico. Aquellos que están en la calle temporalmente necesitan ayuda para levantarse o, por los menos, que las autoridades no los perjudiquen. Los tribunales hicieron lo correcto.