Perder dinero a cuentagotas

Caras salen las comisiones por cobrar cheques sin cuenta bancaria

Oswaldo Pineda dice que no abre una cuenta en un banco porque tiene “poco dinero que guardar”. Este hondureño lleva más de 17 años en el país y se ve en la necesidad de usar los servicios de cambios de cheques para cobrar semanalmente una paga que recibe como ayudante del superintendente de un edificio.

Y sí, es consciente de que cobrar ese cheque le sale caro, aunque hasta que habló con La Opinión no había hecho las cuentas detenidamente. El cheque es de $156.27 y le cobran $3 por darle el dinero. “Como es de poquito en poquito no me doy cuenta, pero al año pago en comisiones lo mismo que cobro por una semana de trabajo”, concluye. “En otro trabajo que tenía me daban más dinero y se quedaban con más”, dice pesaroso este hombre de 42 años.

Pineda es uno de los millones de trabajadores latinos que tienen que usar los servicios alternativos a la banca tradicional y que pierden bastante dinero por ello.

Según un estudio que maneja Mastercard, elaborado por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), la mitad de los hogares en los que nadie tiene una cuenta bancaria —y cerca del 30% de los que la tienen pero apenas la usan— han utilizado los servicios de los popularmente conocidos como cashiers (check cashing).

Esta industria procesa cheques valorados en unos $55 mil millones anualmente y la mayoría, el 80%, proceden de salarios como los de Oswaldo. Los beneficios del Gobierno son el resto. “Las comisiones asociadas con estas transacciones que cuestan entre 1.5% y 3.5% del valor de lo que se cambia suponen ingresos a estos servicios de unos $200 millones anuales”, apunta el informe.

El estudio del MIT explica que muchas personas usan entidades alternativas como cashiers o los préstamos payday, por ejemplo, porque ofrecen soluciones convenientes a personas con bajos recursos, que no quieren problemas con su identificación, que tienen una limitada educación financiera o tienen una mala calificación crediticia. Es el caso de Pineda que asegura que en el pasado tuvo una cuenta de banco pero problemas económicos redujeron su puntaje de crédito.

“Tengo que arreglar eso —reconoce— y quizá volver al banco porque aquí sin tarjeta o con mal crédito uno no va lejos”.

La solución si no es vía bancos será vía tecnología, afirman en el MIT. ¿Entre las opciones? Tarjetas monedero, tarjetas prepagadas o tarjetas salariales que no necesitan cuentas corrientes para acceder a un dinero con el que se pueden hacer compras (incluso en la red), se recargan con depósitos y pueden ser gestionadas con el celular, como la Wal Mart Mobile Money Card. Eso sí, los trabajadores tendrán que acostumbrarse a no ver físicamente todo su dinero.

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