El Clásico cumple 80 años
Bulldogs de Garfield y los Rough Riders de Roosevelt se enfrentan en el duelo de fútbol americano con carácter más latino
No era un partido más. El East LA Classic llegaba a su edición número 80, algo que daba mucho más significado al choque entre los Bulldogs de Garfield y los Rough Riders de Roosevelt, el duelo de fútbol americano con el carácter más latino.
Las gradas del East Los Angeles College estaban prácticamente llenas, felices por estar presentes y emocionados por el duelo ante el rival vecino. Todos lucían orgullosos el color de la institución que representaban. El colorido inundaba las gradas: azul marino y blanco para Garfield; guinda y oro para Roosevelt.
La participación en este Clásico es máxima. Todos quieren aportar su granito de arena para demostrar son superiores al rival. No solo hay acción sobre el césped, también en las gradas se disfruta la comida, la música, el ambiente. Los puestos de comida no cesan de producir tacos, quesadillas, tiras de pollo o hot-dogs.
Los alumnos acuden al estadio acompañados de sus familias, conscientes de que en este partido cada grito de apoyo cuenta y en el que ganar no solo es importante, sino también que pierda el rival. Los abucheos eran constantes hacia cualquier acción del otro equipo.
Las porristas, los músicos y las mascotas evitaban que cualquiera de los presentes cayera en el aburrimiento, porque el partido no tuvo historia. El dominio de Garfield fue arrollador desde el comienzo del choque. La línea defensiva de los Bulldogs no dejó tregua al mariscal de campo de los Rough Riders, Sam Hernández. Una y otra vez sus carreras se estrellaron contra la barrera rival, que monopolizó el dominio del balón durante casi todo el partido.
Los jugadores de ambos equipos saltaron motivadísimos al campo, buscando siempre respaldo en la grada. Todos sabían la importancia del juego, aunque Garfield dominó también en lo psicológico. “Fue un error mental”, comentaba Andrew Gallegos, de los Rough Riders al final del encuentro. “Ellos salieron más preparados”, reconoció.
Los problemas para Roosevelt se sucedían a cada momento. Hernández no pudo hacer uso de su juego de carrera y, tras sufrir varios placajes, tuvo que abandonar el partido lesionado. Su lugar lo ocupó Gallegos, que consiguió la única anotación para su equipo con un touchdown de carrera de más de 50 yardas antes del final del tercer cuarto.
Las posesiones de Garfield eran interminables. Los Bulldogs se fueron al descanso con una ventaja de 33-0 ante la impotencia de los de guinda y oro. El quarterback, Stevie Williams, y el receptor abierto Cleo Session Jr fueron los jugadores más destacados de los Bulldogs, que en su conjunto superaron en todo a los Rough Riders.
El juego terminó 42-7 y siempre tuvo el mismo dominador. Session Jr declaró feliz al final del juego que “todo lo que queríamos hacer era jugar igual que los otros partidos de la temporada y dominar todos los cuartos, nunca quisimos pensar que la victoria estaba hecha”.
Al final del encuentro, el director de Garfield, Jose Huerta, alzó el trofeo que les acreditaba como vencedores del East LA Classic a la grada ganadora, que fue recibido entre vítores y aplausos. Los Bulldogs volvieron a ser los héroes por quinto año consecutivo, aunque los Rough Riders dominan la serie histórica con 40 victorias, por 34 de Garfield y 6 empates. “No se ha acabado aún”, decían los jugadores de Roosevelt una vez terminado el partido.
Y, efectivamente, aún no se ha acabado. Por lo pronto, que comiencen otros 80 años de rivalidad.