La renuncia de Cárdenas y la reforma de Peña

Cuauhtémoc Cárdenas se fue del PRD y no pasará nada. Cuándo junto con el camaleón Muñoz Ledo abandonaron el PRI, al partido no le pasó nada, solamente tenían fama, sus conexiones eran escasas.

Fuera del compromiso entre políticos, lo que cuenta es el control de la estructura partidista que mueve votos, para conquistar el poder, y prerrogativas económicas enormes.

Cuauhtémoc hizo larga carrera escudado en el apellido del padre. Gracias al PRI fue gobernador de Michoacán, algo así como un feudo familiar; subsecretario y gobernó como priista. Llegó a la jefatura de gobierno del DF gracias al aparato que construían los perredistas, entre los que destacan Bejarano y Padierna, y gobernó como priista.

Cuauhtémoc aprovechó que una sociedad fetichisita se agolpa tras el símbolo y fetiche del poder encarnado en la figura del general y su legítimo heredero, aunque el hijo carecía del carisma del padre. Esa familia puso cuatro gobernadores, y los políticos que ocuparon el cargo bajo su sello hicieron un trabajo ruinoso. Michoacán está hecho trizas, y conviene preguntar qué hizo esa familia para prevenir el desastre, o para precipitarlo.

Se va del PRD y no sucederá nada porque carece de aparato político, sus amigos carecen de seguidores, porque no han hecho trabajo de masas. Los Chuchos se quitaron de encima una voz, que eventualmente molestaba. La sociedad no quiere voces moralinas sin compromiso político, ni falsos mesías, ni pugnas en los periódicos, mientras la gente vocifera en las calles, tratando de propiciar cambios.

Cuauhtémoc no supo ponerse a la vanguardia de las grandes luchas, fue un funcionario mediocre y no creció para ser el gran líder que reclama la gran transformación mexicana.

Con el nuevo decálogo de Peña Nieto, cuánto mesianismo caray, no pasará nada.

Algunas medidas que anunció estaban contempladas en el Congreso. Ojalá instruya a su bancada para que las aceleren, como la inciativa anti corrupción.

Algunas medidas golpearán al maltrecho federalismo mexicano, y el país necesita fortalecer las instituciones federales no más imposiciones del centro. Por eso la mofa se ha centrado en el cambio de número telefónico para presentar quejas –una vez más copiando a Estados Unidos-.

El decálogo de Peña atenta contra las precarias libertades. Fuerzas policíacas y armadas se lanzan contra los universitarios, detienen y secuestran personas con acusaciones triviales que judicialmente se endurecen para intimidar a la sociedad, aunque caen por falta de sustento o pavor político.

Peña se ha visto lento para luchar contra la corrupción, no hay zar anti corrupción, cuando que solamente esa lucha arregla a México.

El país se ahoga bajo la bota del crimen autorizado. Es una mezcla de criminales asociados a funcionarios públicos, cobijados por la ineptocracia cleptomana.

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