Editorial: El crecimiento latino
Los cambios demográficos hace que aumente el papel de los hispanos en el mercado
La resistencia a una reforma de inmigración integral es una miopía que ignora el cambio en la demografía de Estados Unidos y lo esto significa con respecto a su futuro.
Se estima por ejemplo que el 40% del crecimiento laboral para el 2020 será de trabajadores latinos y este porcentaje puede llegar hasta el 75% más adelante , según un análisis de la firma de proyecciones económicas IHS Global Insight.
Estas cifras son el resultado del envejecimiento de la población blanca no hispana y la juventud de la comunidad latina. Básicamente el crecimiento proporcional de la población blanca será nulo debido a la jubilación de los “baby boomers” —la generación nacida entre 1946 y 1964. La tasa de natalidad de generaciones posteriores entre los blancos no hispanos es insuficiente para reemplazar a los retirados de manera que crezca el porcentaje de blancos en los nuevos empleos que se van creando.
Esto no quiere decir que los inmigrantes le quitarán los empleos a los nativos, como habrá alguna interpretación maliciosa. En realidad , desde el año pasado la mayoría de los trabajadores latinos en la fuerza laboral son nativos estadounidenses. Un porcentaje que sigue creciendo cada año debido a las tendencias demográficas en juego.
El crecimiento de la fuerza laboral latina es una buena noticia para todos, especialmente para los jubilados. Estos trabajadores serán quienes con sus deducciones de nómina pagarán el retiro de los baby boomers, mayormente blanco no hispanos.
Ahora, el querer deportar a los padres indocumentados de estos trabajadores, que hoy se benefician de la acción ejecutiva del presidente Obama, es una barbaridad. Incluso cuando se usan argumentos constitucionales como en la Cámara de Representantes. Una deportación es una deportación después de todo lo dicho.
Ese es el futuro, esa es la demografía. Puede gustar o no, pero es así. Es necesario superar los estereotipos y prejuicios del pasado porque el tiempo no retrocede ni se congela, sino que avanza.
Las leyes son las leyes, pero se necesita una ceguera muy grande y un empecinamiento ideológico muy fuerte para legislar en inmigración pensando en el pasado e ignorando el futuro