EPN: las razones de la desconfianza
La visita de Peña a la Gran Bretaña escandalizó a la sociedad mexicana por la numerosa comitiva
Uno de los signos más evidentes de que las cosas siguen sin funcionar en el gobierno de Enrique Peña Nieto es que la noticia más sobresaliente de su reciente viaje al Reino Unido fue que su hijastra Sofía compró para la ocasión un vestido de 7,274 dólares, idéntico al que lució hace poco la esposa del actor George Clooney.
En lugar de mejorar su imagen, la visita de Peña a la Gran Bretaña sólo sirvió para volver a escandalizar a la sociedad mexicana. El mandatario viajó con una comitiva de casi 200 personas, entre ellas su esposa Angélica Rivera, la hermana de ésta y las cinco hijas del matrimonio, quienes además de llevar a sus maquillistas y peluqueros lucieron ostentosos atuendos en los actos protocolarios. Esto se interpretó como una nueva muestra de insensibilidad de la familia presidencial, dada la pobreza que aqueja a millones de mexicanos, los recortes al gasto que se han hecho por la caída de los ingresos petroleros y las denuncias de corrupción que han empañado al gobierno.
Poco antes de emprender su viaje a Inglaterra, Peña Nieto le concedió al diario Financial Times una entrevista en la que quiso presentar un lado humano y humilde al reconocer que México está plagado de “incredulidad y desconfianza”.
Si bien las palabras de Peña, como señala el Financial Times, podrían interpretarse como una “sincera confesión” de la situación por la que atraviesa su gobierno, al presidente le faltó ahondar en un punto medular: la causa de la crisis de credibilidad que padece su gobierno. No se trata, simplemente, de un afán destructor por parte de la sociedad, de inquina o antipatía.
Como bien sabemos, el origen del descrédito es una larga cadena de escándalos que no han sido enmendados ni aclarados, entre ellos la matanza de Tlatlaya, la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa y la sospechosa compra de mansiones por parte de Angélica Rivera y del secretario de Hacienda, Luis Videgaray a contratistas del gobierno de Peña.
En la entrevista con el Financial Times, el mandatario subrayó también que “sí entiende” la gravedad de la situación en México, en alusión al titular que le dedicó recientemente el semanario The Economist: “El presidente no entiende que no entiende”.
Pero los problemas siguen. La reciente designación presidencial de Arely Gómez como procuradora general de la República y su recomendación para que Eduardo Medina Mora sea ministro de la Suprema Corte de Justicia han reavivado nuevamente las críticas contra Peña porque tal parece que el criterio que prevaleció para elegirlos no fue su capacidad o trayectoria sino el hecho de que son sus amigos. Todo indica, pues, que el presidente sigue sin entender