Editorial: Una nueva relación con Cuba

La estrategia de la Casa Blanca parece ser una que si no obtiene los resultados deseados ahora, eso no obstaculiza el avance con la esperanza de superarlos más adelante

Turistas caminan en La Habana.

Turistas caminan en La Habana.  Crédito: EFE | EFE

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Pasaron 54 años desde que Estados Unidos rompió relaciones con Cuba en medio de la Guerra Fría. Los tiempos cambiaron, las grandes transformaciones ocurridas a lo largo de estos años permiten cerrar ese capítulo con el restablecimiento formal de relaciones, abriendo embajadas en Washington y La Habana.

El presidente Barack Obama convirtió la apertura a Cuba en uno de sus prioridades de política exterior. Desde diciembre, cuando se hizo el primer anuncio del cambio en la relación, hasta el día de hoy el acercamiento se ha ido cristalizando mediante numerosas reuniones que zanjaron algunas diferencias mientras que otra están quedando pendientes.

La estrategia de la Casa Blanca parece ser una que si no obtiene los resultados deseados ahora, eso no obstaculiza el avance con la esperanza de superarlos más adelante. Un ejemplo de ello es que no se haya acordado sobre el movimiento libre en la isla de los diplomáticos estadounidenses, ni sus contactos con los disidentes. Lo mismo ocurre con la falta de libertad de expresión y política de los cubanos.

Precisamente, la falta de libertades en la isla es el argumento principal de los políticos opuestos a la apertura, pero después del fracaso de décadas de embargo para cambiar el régimen cubano, son cada vez menos los que piensan así. Los cientos de miles de cubanos-americanos que han viajado a la isla a ver familiares, desde que se levantaron las primeras restricciones de viajes en 2009, reflejan la creciente falta de respaldo que hoy tiene la política de aislamiento a Cuba incluso dentro de la comunidad cubanomericana.

El Congreso bajo control republicano no ayudará a que Obama logre la totalidad de su objetivo, eliminando la ley vigente del embargo o confirmando al primer embajador ante La Habana en esta nueva era. No obstante no puede impedir que la oficina de negocios estadounidenses en Cuba pase a ser una embajada y que su persona cargo de hoy funja como embajador, cuando el 22 de julio próximo el Secretario de Estado, John Kerry, ize la bandera estadounidense.

Estados Unidos tiene relaciones con muchos países que distan de ser una democracia occidental. Este caso no es una excepción. Esta es una oportunidad de mejorar, o influenciar, la situación política y económica de la isla en lugar de las décadas de fracaso.

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