Chiles chinos invaden el mercado mexicano
MÉXICO
Rosa Aguirre es un ama de casa que vive con su esposo y tres hijos y cuya economía se ve siempre un poco apretada con un gasto mensual de alrededor de 200 dólares al mes en comprar alimentos, entre los que no puede faltar el chile. “Compro siempre el más barato porque, aunque noto que sabe diferente, gasto menos”, cuenta mientras hace el mandado.
Ni ella ni su familia saben que este ahorro es un golpe a la producción nacional como sí lo entiende Gerardo González quien desde hace ocho años es responsable del “El pachón”, un pequeño negocio dentro del mercado Carrera Lardizábal, en el Distrito Federal, donde el precio por kilo de jalapeño mexicano ronda los dos dólares mientras que el del importado uno.
“Vendo un poco más del importado. Es un poco triste saberlo, pero también hay marchantas (compradoras) que sí saben distinguir el sabor y por eso se llevan el mexicano”.
A decir de Juan González, comerciante de la Merced en la Ciudad de México, la diferencia entre el chile de árbol nacional y el importado es que “el mexicano es más largo y ancho y con sólo olerlo el picante entra por la nariz y el chino esta enroscado y flaco, además que ni siquiera a un bebé le va a picar”.
“Los agricultores estuvieron a punto de perder casi todo el año pasado debido al picudo, que pudre de adentro hacia afuera la cosecha”, detalla Salvador López Rodríguez, presidente del Comité Nacional Sistema Producto Chile (CONAPROCH).
Por si fuera poco, las semillas que se están sembrado han elevado sus costo por el tratamiento genético que se les da, con el precio del dólar por arriba de 16 pesos, ahora son 25% más caras, se estima que en México hay 12 mil productores, quienes abastecen el 70 por ciento del mercado interno de acuerdo con Conaproch.