Jorge Ramos es un provocador
Edgar Muñoz escribe el blog La Huella
Los que conocemos al “flaco” Jorge Ramos, sabemos que es un periodista guerrero, que al momento de enfrentarse con los poderosos, se pone los guantes para subirse al ring. Es como una máquina de golpes; ataca sin contemplación, mete ganchos al hígado con preguntas incómodas, los arrincona, los hace sudar y busca hacer temblar a los entrevistados hasta tirarlos a la lona.
Por eso, no sorprende que Jorge Ramos haya le aplicado la misma técnica a Donald Trump, en Iowa. El precandidato republicano se vio arrogante, intolerante y fuera de sus casillas al ordenar a su jefe de seguridad la salida del famoso presentador de Univision de la conferencia de prensa. Después del incidente se han desatado una infinidad de comentarios, de críticas a Jorge Ramos por tomar la palabra sin corresponderle su turno. Sin embargo la acción misma de Trump al gritarle que se sentara y regresara a Univision, ha mostrado a un empresario convertido en político que no acepta las diferencias de pensamiento o cuestionamiento alguno.
Jorge Ramos, en sus diversos libros y en pláticas que he sostenido personalmente con él, considera que la entrevista es una guerra, donde el entrevistador tiene que desnudar al entrevistado. Los ejemplos en su larga y prestigiosa trayectoria periodística lo demuestran. Evo Morales, en una entrevista con Jorge, se levantó molesto porque Ramos le preguntó que si el entonces mandatario, Fidel Castro, de Cuba, era un dictador. Otro momento que recuerdo de una entrevista de Jorge fue con el expresidente mexicano Carlos Salinas de Gortari, a quien le cuestionó si se había enriquecido del dinero de los mexicanos, y Salinas respondió que era una campaña negativa de Ramos en su contra.
En otra entrevista de Jorge Ramos al actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, le preguntó de qué murió su primera esposa, y el mandatario no supo qué decir y se hizo bolas. Peña Nieto empezó a sudar frío, lo que Ramos destacó en su entrevista. Dio la sensación de que en la muerte de Mónica Pretelini, pasó algo más de lo que se informó de una presunta muerte natural. Ese es el calibre de Jorge Ramos, el cortar cartucho y tirar balas.
Donald Trump, que ha tomado la bandera de los inmigrantes indocumentados para sacar ventajas, sigue subiendo como espuma en las encuestas pero nunca pensó que un periodista inmigrante lo iba a poner contra las cuerdas. Quizá Trump pecó de confiado, minimizó la presencia de Ramos, lo que es extraño cuando se conoce que el periodista es bueno para para buscar el conflicto y sacar la verdad. Lleva a varios políticos tirándolos a la lona y Trump, un experto del escándalo, fue víctima de su propia estrategia. Se topó con la horma de su zapato.
No sé si a partir de este contrapunteo entre Trump y Ramos, el precandidato republicano tenga una caída en sus números por mostrarse grosero. Lo que sí creo, es que Estados Unidos a veces necesita de periodistas críticos, que hagan cimbrar a los políticos, pero sin faltarles al respeto. Aquellos periodistas, como también lo hizo José Diaz-Balart de Telemundo, que se atrevan a subirse al ring y se enfrenten de tú a tú a los poderosos, que los cuestionen sin miedo y en temas tan relevantes como la ampliación del muro en la frontera con México, o el retiro de la ciudadanía a los hijos de los indocumentados, son necesarios para que Donald Trump muestre su verdadera cara y no la que él quiere mostrar.