Piñatas: una colorida tradición que se mantiene viva
Además de ser un juego de niños y de entretenimiento para adultos, las tradicionales piñatas también se usan para expresar desacuerdos políticos, sociales y hasta deportivos
Sonia López es una auxiliar de enfermería y su esposo Luis López un oficial de la corte juvenil del condado de Cook, pero cuando ambos cuelgan los uniformes su trabajo cambia por completo y se vuelve 100% artístico. Los López hacen piñatas y sus tres hijos les ayudan.
López comentó que el gusto de los mexicanos por las piñatas es algo que perdura y que es una tradición que han adoptado como parte de su cultura.
Vendedores y dueños de piñaterías locales dicen que a diferencia de otros países latinoamericanos que compran piñatas mayormente para festejar los cumpleaños, los mexicanos además de en esa celebración las usan en las posadas, en las celebraciones del 5 de mayo y, dependiendo del gusto del cliente, las compran para celebrar bautizos, quinceañeras, matrimonios y más.
Hoy por hoy, las piñatas también son usadas como instrumento de protesta ante algún descontento ya sea político, social, y hasta incluso deportivo. Por ejemplo, en materia futbolística, famosas se hicieron las piñatas del delantero holandés Arjen Robben, quien consiguió que el árbitro sancionara un penal que favoreció a Holanda y eliminó a México de la Copa Mundial en Brasil 2014.
Para muchos mexicanos y otros amantes del futbol, el resultado de ese partido fue injusto y despertó el descontento. Entonces, no faltó quién le pidiera a los López que hicieran piñatas de Robben. “Como en la Copa Mundial 2014 la caída de Robben levantó polémica, su piñata pegó bien. Mi esposa las elaboró de la forma cuando se está cayendo con el pie doblado, se miraba tan chistoso que a la gente le gustó mucho”.
En el plano político, la polémica que ha desatado Donald Trump desde que anunció su candidatura a la presidencia en junio pasado aún no pasa de moda.
Trump, durante su discurso al anunciar su candidatura, insultó a la comunidad mexicana diciendo: “México manda a su gente, pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón de problemas…Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores”.
Luis López dice que a raíz de esos insultos, varias personas han pedido piñatas del magnate. Hasta el momento, han hecho unas 40. La cómica piñata es de 60 pulgadas (tamaño adulto) y cuesta $78. “Para darle la respectiva paliza a Trump a la hora de romper la piñata, los palos que más se venden son los cubiertos con los papel de China y que tienen los colores de la bandera mexicana”, explicó.
“La piñata de Donald Trump es una forma de expresión de los latinos que se sienten ofendidos, yo como mexicano no estoy de acuerdo de lo que dijo este hombre Trump, no todos venimos a este país para ser violadores o criminales, creo que mucha gente siente lo mismo que yo y una manera de expresar su descontento es darle los palazos mientras se rompe la piñata. Al final todos sueltan la risa y la fiesta sigue”, señaló López en entrevista con La Raza.
Luis López enfatizó que sabe hacer piñatas, pero reconoce que la talentosa es su esposa Sonia, quien aprendió a confeccionarlas gracias a su madre, una jalisciense que creó con sus propias manos las piñatas para los cumpleaños de cada uno de sus 11 hijos.
“Mi hija quería una piñata en particular para su cumpleaños y mi esposa Sonia me dijo yo se la hago, me sorprendí cuando la terminó, quedó súper bien, los invitados le preguntaron dónde compró la piñata, eso nos dio la idea de hacer el negocio, empezamos hace 10 años y nos está yendo bien”, contó el pequeño empresario.
Son un equipo: tanto padres como hijos trabajan juntos en la elaboración de las piñatas en su domicilio del suburbio de Bolingbrook en Chicago. Los pedidos se realizan a través de su página web (www.pinatassonia.com) donde se pueden ver piñatas de todo tipo: estrellas con colores de la bandera mexicana, castillos, princesas, sombreros de mariachi, burritos, logos de empresas, para bodas de oro y hasta de sus bebidas mexicanas favoritas. Los López también hacen piñatas al gusto del cliente.
López dijo que venden piñatas para cualquier parte de Estados Unidos. “A la gente les gusta nuestras piñatas [que son hechas] completamente por nosotros: el armado, el pegado, hay que esperar que seque, el vestir a la piñata y detallar la cara, el tiempo que nos toma para acabar solo una es de cinco horas”, explicó. “La gente puede pensar ‘¿qué tan difícil es hacer una piñata?’, pero la verdad es todo un proceso”.
Luis López destacó que no hay muchos negociantes haciendo piñatas de la calidad y del tamaño que ellos las fabrican. “Lo que más nos pone alegres y nos hace sentir bien, es que a la gente le guste nuestro trabajo”, dijo.
“No tenían para comprarle una piñata”
Fuera de la pantalla chica, ¿puede un niño encontrarse en un mismo lugar y al mismo tiempo con Elmo, el Hombre Araña, Bob Esponja, Dora la Exploradora y los ‘Minions’ entre otros personajes? Sí, es posible. Sólo hay que visitar una tienda de piñatas o de golosinas mexicanas y accesorios de fiesta como Dulcelandia.
“Es una experiencia única para los niños, se emocionan, están felices cuando vienen a la tienda quieren comprar todas las piñatas”, cuenta Marco Rodríguez, encargado de la bodega de ese negocio.
Este joven destacó que a Dulcelandia no solo llegan menores con sus padres a comprar una piñata sino también adultos.
“Algunos hispanos inmigrantes comparten que de niños sus padres no tenían para comprarle una piñata porque eran muy pobres, pero ahora ya trabajando en este país pueden comprársela y a su gusto”, compartió Rodríguez, uno de los hijos de los esposos Evelia y Eduardo Rodríguez, quienes comenzaron con el negocio en 1995 y ahora cuentan con distintas tiendas en Chicago y suburbios.
Marilú Santana es una talentosa artesana quien junto a otras trabajadoras se encarga de dar los últimos acabados a las piñatas que se venden en Dulcelandia las que hay, en distintos modelos y colores. “Las piñatas las compran semihechas, las traen de Guanajuato, México, y aquí finalizamos el trabajo”, comentó Santana mientras terminaba una piñata estrella.
Santana destacó que en esa tienda se venden piñatas todo el año y para toda ocasión, como por ejemplo para las celebraciones del 5 de mayo, cumpleaños, bautizos, primera comunión, fiestas en el parque, en posadas, por mencionar algunas festividades.
Dulcelandia es la principal importadora de golosinas mexicanas en Illinois, cuenta con un salón de fiestas infantiles que funciona en la misma tienda que vende dulces, piñatas y otros accesorios para los cumpleaños. Allí se hacen talleres de mini piñatas en la que participan padres con hijos durante la fiesta, se ofrecen distintos paquetes que podrá elegir de acuerdo a su gusto y bolsillo. La dulcería se ubica en el 3253 W. 26 Street, en La Villita, pregunte por Verónica Rodríguez para más información.
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Origen de las piñatas
Las piñatas surgieron en China y al llegar a Italia y luego a España se les dio un sentido sentido religioso en la Cuaresma. Las piñatas llegan a México y al resto de Latinoamérica por medio de los colonizadores españoles. Pero también existía una tradición similar entre los aztecas en homenaje a su dios Huitzilopochtli.
En las posadas
Durante las celebraciones de las posadas se canta: “¡No quiero oro, ni quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata!”.