El problema no son las armas de fuego
Las masacres escolares se han convertido en algo común en este gran país; pero ¿cuál es en realidad la causa de estas masacres?
Una y otra vez hemos visto tragedias involucrando armas de fuego. Las masacres escolares se han convertido en algo común en este gran país. Pero ¿cuál es en realidad la causa de estas masacres? ¿Acaso es falta de regulación en la venta armas? Creo que la respuesta es tan compleja como el problema mismo.
En mi opinión la causa de estas masacres tiene su origen en la erosión de nuestros valores básicos, nuestros principios y nuestra moral. Hemos perdido tanto el respeto por todo que hoy en día ni siquiera respetamos la vida ajena.
El Gobierno tiene la responsabilidad de regular la venta de armas pero también nosotros como padres y como miembros de una misma sociedad tenemos la obligación de inculcar el respeto hacia los demás. Nosotros tenemos que enseñarles a nuestros hijos a aprender a vivir en armonía con el resto del mundo. Es nuestra obligación inculcar en nuestros hijos el valor de la vida de todo ser viviente. Nosotros como sociedad debemos disuadir a nuestra juventud del uso de la violencia.
Otro factor en estas tragedias en la falta de estabilidad mental por parte de los agresores. En muchos de los casos después de la tragedia nos damos cuenta que estas personas habían mostrado síntomas que de haber puesto atención hubiéramos podido evitar la tragedia. Considero que es importante fortalecer la relación y la comunicación entre padres e hijos y unos con otros como sociedad. Cada vez se está perdiendo más la interacción personal ahora todo es redes sociales, textos, mensajes. Nos falta conocernos mejor los unos a los otros y tal vez así nos aceptaríamos más.
La prensa también necesita involucrarse de una manera más positiva con este problema. Creo que si no se le diera ninguna importancia al agresor y se enfocarán más en las víctimas y las cualidades de aquellos que dan su vida por proteger a los demás durante estos ataques no habría ese estímulo de hacer fama de una forma tan trágica.
Lo triste es que a fin de cuenta todos nos quejamos al minuto después de la tragedia, todos lo comentamos al día siguiente, todos nos indignamos con estas matanzas pero a final de cuentas no hacemos nada. Nada cambia, nuestros políticos en lugar de ponerse a trabajar en leyes más estrictas para verificar los antecedentes de quien quiere comprar un arma, usan la tragedia con fines políticos y al final todo sigue igual.