Inmigrante guatemalteca y fiel modista de la virgen
Una inmigrante guatemalteca se gana la vida confeccionando atuendos para imágenes religiosas, en particular la Virgen de Guadalupe
Norma Orozco pone los detalles al atuendo de una estatua de la Virgen de Guadalupe en su taller del Mercadito del Este de Los Ángeles. Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion
Desde hace tres años la inmigrante guatemalteca Norma Orozco encontró que podía ganarse la vida y mantener a sus dos hijos como modista de las imágenes religiosas de la Virgen de Guadalupe en el mercado del Este de Los Ángeles.
“Cuando más trabajo tengo son las dos semanas antes del Día de la Virgen. No llevo la cuenta, pero alcanzó a hacer hasta 300 vestidos o más”, dice.
Y tiene tanta práctica que hacer un vestido tipo túnica para la Virgen le lleva entre 15 y 20 minutos. Por lo general son vestidos para pequeñas estatuas de la Patrona de México, la Virgen María o alguna Virgen de un país latinoamericano.

“Son hechos a máquina con muchas lentejuelas”, observa mientras viste la imagen de la Virgen de Juquila que le lleva una señora de Jalisco.
Orozco aprendió corte y confección en Guatemala, pero no fue hasta que consiguió empleo en el mercado del Este de Los Ángeles, y vio a otras mujeres que hacían vestidos a la Virgen, que decidió confeccionarlos, aunque de manera diferente.
“Nos va muy bien”, comenta. Y no solo diseña el diminuto vestuario religioso, sino que lo cose y se los coloca a las imágenes.

De sus ingresos como modista de las estatuas religiosas de la Virgen sostiene a su familia, ya que es madre soltera de dos menores de 12 y 17 años. “El vestido más barato cuesta 45 dólares, pero pueden llegar a valer 150 dólares”, dice esta inmigrante de 41 años, 7 de los cuales ha vivido en Los Ángeles.
María Figueroa, una inmigrante de Jalisco, llevó dos de sus estatuas religiosas a comprarles vestidos a Norma Orozco. “Vengo dos veces al año a comprarles vestido nuevo y a que Norma las vista”, observa. María Figueroa gastó casi 200 dólares en los elegantes atuendos de sus vírgenes, la de Guadalupe y la de Juquila.
“No me importa lo que cueste, es una forma de dar gracias a la Virgen por todos los favores hechos durante el año”, observa.