Degeneración mental
Lo que dice y hace no es normal, especialmente en una persona que aspira a la presidencia
Cada día que pasa, Donald Trump nos muestra otra faceta indignante de su personalidad. En lo que va de su campaña política hacia la Casa Blanca, en magnate de peluquín rojizo nos hizo notar su intolerancia, racismo, cinismo y su sexismo.
Recientemente nos hizo ver que su problema no es solamente de perspectiva política, sino que tiene anormalidades mentales. Su juicio y racionalidad no es de una persona adulta.
Sólo a una persona pervertida, con tendencias degeneradas, se le ocurre mencionar que Barack Obama abofeteó “con el pene” (schlonged) a Hillary Clinton en las elecciones de 2008. Esta palabra (schlong) no es normalmente utilizado en el léxico inglés.
Solo una persona sin escrúpulos, enferma de la cabeza, se puede imaginar a Hillary Clinton haciendo sus necesidades biológicas en el baño del edificio de la cadena de televisión ABC durante el descanso del último debate que sostuvieron los tres candidatos demócratas.
La gente normal y corriente asume que una persona tuvo que hacer esas necesidades y simplemente calla la boca; no pregunta ni cuestiona. Solo los niños de la escuela tienden ser descriptivos cuando quieren hacer utilidad de los baños. “Profesora quiero permiso para hacer p…en el baño”, dicen. La inocencia y sinceridad de los niños no tiene límites.
Sin embargo, Trump no es un niño, tampoco es un inocente. Lo que hace y lo que dice está previamente procesado y analizado. Pareciera que no piensa cuando habla ni analiza cuando tiene que describir una situación.
Lo que dice y hace no es normal, especialmente si tomamos en cuenta que es una persona que aspira al máximo eslabón político del país. Lo normal es que un candidato opositor, genere diferencias a las actuales políticas económicas y sociales del gobierno.
Al electorado republicano le interesa que el candidato de su partido político haga una crítica racional a “los peligros de un gobierno altamente burocrático”. De acuerdo a esta perspectiva, el gobierno debe permitir libertades para que las entidades privadas o el sector privado ejecuten sus transacciones económicas.
No en balde Adam Smith, padre de la economía política capitalista, dijo: el gobierno solo debe garantizar las transacciones; no interponerse.
En el plano social, el electorado republicano quiere que las políticas sociales, como derecho al aborto, las políticas pro-matrimonio del mismo sexo y otras de tendencia liberal, se disminuyan.
Los líderes republicanos deberían encarar con congruencia las inquietudes de sus correligionarios políticos. Las groserías de Trump están alienando a las personas con convicciones conservadoras de su partido político y están convirtiendo a los radicales, racistas e intolerantes en sus nuevas bases.