Opinión: Blake Griffin merece una sanción ejemplar
El equipo puede empezar a considerar deshacerse de su gran estrella si no aprende de sus grandes errores
En uno de los anuncios que crearon los Clippers para promover su actual temporada, se le ve a Blake Griffin con el puño de su mano derecha cerrado y con un gesto de ferocidad en el rostro.
La franca actitud beligerante que transmite la imagen es fiel retrato del jugador, quien se ha convertido en la figura de la franquicia de Los Ángeles.
El mismo puño que presume en la fotografía, es el que Griffin utilizó para golpear el rostro de un asistente de vestuarios del equipo.
La agresión ocurrida la noche del domingo afuera de un restaurante de Toronto, donde los Clippers habían saldado un partido en contra de los Raptors, le costó a Griffin una lesión en su mano que lo dejará fuera de acción entre cuatro y seis semanas.
Con su imponente presencia física y sus grandes cualidades para practicar básquetbol, Griffin es el jugador más popular de los Clippers, el que aparece en más comerciales de televisión, el que vende más camisetas, el que la gente paga por ir a ver.
Su imagen ha sido utilizada por la franquicia para alejarse de los años funestos en los que el club era el hazmerreír de la NBA y para establecer la nueva era de un equipo que busca logros y ser protagonista.
Con todo eso de por medio, Blake Griffin debió entender que su responsabilidad va más allá de anotar 30 puntos por partido. En sus hombros descansa la legitimidad de un esfuerzo por convertir a los Clippers en una organización de primera clase.
Por la importancia jerárquica que representa su figura, y por lo grave de la agresión que cometió, Griffin debe recibir una sanción ejemplar por parte de su equipo y de la NBA.
La liga debe enviar un mensaje claro y fuerte de que no tolerará actos de barbarie por parte de sus jugadores, sea quien sea.
Los Clippers, por su parte, podrían contemplar la decisión de cortar la relación con el jugador si éste no aprende de sus errores -ya en el pasado había mostrado actitudes agresivas– y vuelve a incurrir en otro de estos episodios.
No vale ningún tipo de disculpas, Griffin debe ser castigado fuertemente. Es hora de que esas fotografías de su mejor jugador con el puño cerrado se conviertan en un recuerdo del pasado para el equipo de Los Ángeles.
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