Editorial: Intolerancia hacia el embajador gay de EEUU

La Iglesia Católica dominicana debe seguir el ejemplo de tolerancia del Papa Francisco

James Wally Webster (i) y Nicolás de Jesús López Rodríguez (d).

James Wally Webster (i) y Nicolás de Jesús López Rodríguez (d). Crédito: Impremedia

En la República Dominicana hay un sector que está indignado con el embajador de Estados Unidos, James Brewster, por lo que consideran su injerencia, no en la política interna, como suele ser en estos casos, sino en la moralidad y decencia nacional. Para esta gente, la gran preocupación en la relación bilateral es la preferencia sexual del diplomático.

James Brewster es un empresario abiertamente gay de Chicago, recaudador de fondos del presidente Obama que, como es usual en estos casos, el agradecimiento llegó con la designación como embajador ante Santo Domingo. Brewster se casó con su pareja un día antes de partir en 2013.

La designación de una persona gay, que no tiene inconveniente de moverse socialmente con su pareja, como representante de Estados Unidos, estremeció a un sector conservador de la sociedad, encabezado por el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. El arzobispado se convirtió en el principal crítico con comentarios humillantes e insultantes del cardenal hacia el embajador. La última manifestación de este desprecio fue el rechazo de una escuela católica a recibir a Brewster por ser gay.

La principal queja del cardenal es que Brewster es una mala influencia para los niños y la gente, cuando aparece con su pareja porque da un mal ejemplo de una familia alternativa y promueve la agenda LBGT. En realidad, la confusión es creer que la postura del embajador en favor de la tolerancia en general, es una promoción agresiva de otros valores.

La discusión -totalmente impropia- sobre la preferencia sexual del embajador  más allá de asustar a los padres, es un buen momento educativo sobre diversidad y respeto. Para López Rodríguez es el momento de recordar las palabras de comprensión del Papa Francisco que se aleja de la iglesia de la condena que representa el cardenal, por la de la compasión. López Rodríguez ya mostró carecer de esos valores al apoyar que se niegue la nacionalidad dominicana a los hijos de indocumentados haitianos.

El cardenal, de 75 años, ya pasó la edad de retiro. Creemos en esta Semana Santa, que es hora de que el cambio que está ocurriendo en el Vaticano llegue a la iglesia dominicana. Brewster está trabajando de manera que la relación con Estados Unidos sea útil para los dominicanos. Sobre eso no hay quejas, por el contrario nadie disputa su labor y sus buenas intenciones. Eso es lo importante.

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