México: De bromas y política

Repetí que todo había sido broma y cometí la imprudencia de permitir que continuará

Los mexicanos acudieron a las urnas para renovar cargos públicos.

Los mexicanos acudieron a las urnas para renovar cargos públicos. Crédito: Mario Guzmán | EFE

Kundera relata en La Broma, una travesura de un estudiante que lo perseguirá por el resto de sus días. La broma tuvo la osadía de burlarse de un dogma político, y esos son parecidos a los religiosos. La transgresión en política y religión es vista con extrema desconfianza y castigada férreamente.

Buscando una referencia a un ensayo mío, encontré en google una nota sosteniendo mi cercanía al PRD, que fui su precandidato a gobernador.

En una cena, inquirí sobre la calidad de los candidatos a gobernador de Chihuahua, y un comensal, ex presidente del comité municipal del partido en Juárez me dijo:

– Pues lánzate tú.

Todo era risas, especialmente porque había corrido mucho vino por las copas.

Me fui de vacaciones y llegaron correos insistentes diciendo que ya había hecho las consultas y había acuerdo en que yo fuera el candidato.

Repetí que todo había sido broma y cometí la imprudencia de permitir que continuará.

Al presidente estatal del partido le mencioné que era broma y aunque mi sentido del humor no es el de los políticos, insistían que me lanzara. Explique que estaba por abandonar el país para un proyecto, pero insistían en que pospusiera mi viaje, era claro que nadie pensaba en mi triunfo, ¿qué había?

1.- No importaba yo no fuera miembro del partido, mi candidatura postergaría el pleito entre tribus.

2.- Confiaban que un académico, sin mancha y sin historias de corrupción, elevaría el porcentaje de elección, lo que aumentaría el número de diputados y las prerrogativas de ley, lo que le daría un respiro financiero a los que no tenían el nivel, ni la reputación para competir.

3.- Un elemento central era el manejo del dinero, porque las campañas sirven para generar ahorro personal.

4.- No llegamos al armado del listado de candidatos, que es básico, porque estos políticos se enfocan en lograr chamba –bien pagadas- postergando la construcción de propuestas ideológicas.

5.- Mi no campaña fue sorprendente. Estudiantes ofrecían apoyo; miembros de otros partidos irritados, porque tenía la capacidad de arrebatarles votos; el liderazgo convencional del PRD molesto porque les rompía paradigmas; gente divertida, especialmente cuándo salí a comprar un voto por un mazapán.

Nunca he sido animal de partido. Pasé por alguno fugazmente, fue decepcionante, la corrupción a todo lo que daba y el gobierno comprando a la oposición de izquierda.

Mi broma acompaña a la relatada por Kundera aunque con menos dramatismo. A mi reputación la afecta poco esa “cercanía” con el PRD.

La referencia surgió con mi candidatura fallida para consejero del IFAI/INAI, aunque no afectó ese intento; el PRD había cubierto la cuota y fui útil para distraer y mostrar competencia.

Las cartas las descubrió un senador del PRI.

– No te vayas con la finta, este es un reparto entre partidos.

Y yo sabía bien, que en el reparto no entraba.

Para el futuro cuidaré mejor las bromas, o no.

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Ciudad Juárez México

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