Con diploma en mano, DREAMers demuestran que no son “flojos, criminales, narcos”
Muchos se gradúan de las universidades de Los Ángeles con altos promedios y buscando -- al igual que sus compañeros con documentos -- colaborar económicamente al país
Las togas y los birretes que esta primavera portan los estudiantes indocumentados en universidades de California son una muestra de que acertaron las leyes y la orden ejecutiva que les tendieron la mano.
“Es una responsabilidad para demostrar que estamos saliendo adelante”, dice Sandra López, quien este miércoles obtiene un título en psicología por la universidad Cal State Long Beach (CSULB).
López, quien emigró de Guadalajara, México a la edad de 12 años, es uno de los más de 650,000 beneficiarios de la Acción Ejecutiva para los Traídos en la Infancia (DACA). Ella es una “Dreamer” que, al aprovechar una oportunidad académica, quiere abrir camino para los inmigrantes que siguen en las sombras.
“Antes decían que los indocumentados éramos flojos, criminales, que traíamos droga, pero estamos demostrando que tenemos sueños, que somos doctores, ingenieros”, dice quien un tiempo dejó de estudiar porque antes de DACA le negaron becas a pesar de tener un promedio academic de 4, el más alto.
Aunque su condición migratoria se lo impide, López, de 26 años, quiere ser presidenta de este país. Antes, le gustaría ser legisladora o abogada de inmigración.
“Siempre he tenido metas altas”, menciona quien pagó sus estudios trabajando como mesera, niñera y maestra de pre-kínder.
Para Rafael Topete, director del centro DREAM Success de Cal State Long Beach, los títulos profesionales de los alumnos que por años han vivido ilegalmente confirman su compromiso con este país.
“El mensaje que envía su graduación es que son estadounidenses y que solo están buscando el sueño americano”, señaló Topete. “Vienen, le echan ganas, estudian, se están recibiendo de la universidad y pueden competir con todos porque no tienen barreras que no puedan pasar”, agregó.
Hay poco más de 900 estudiantes en ese instituto que sacaron provecho de la ley AB 540, que permitió a los indocumentados aplicar a colegiaturas más bajas como residentes locales y no como extranjeros. Pero el plantel cree que habría unos 300 alumnos que no califican y siguen pagando mucho.
“DACA les cambió la vida porque les da la posibilidad de trabajar, los saca de las sombras”, dijo Topete. “Con sus carreras van a contribuir más económicamente y serán modelos para otros”, añadió.
Este miércoles, 17 años después de que sus padres la trajeron a Estados Unidos, Miriam Hernández se gradúa de la carrera de Ciencias Políticas en Cal State Long Beach.
“No importa de dónde eres, ni el dinero que tengas, lo único que importa es la pasión por la educación y por tu comunidad”, dice Hernández, quien hace 23 años nació en Jalisco.
Hija de un albañil y una obrera, ella siempre ha sabido que de alguna manera los estudiantes soñadores han estado a prueba.
“Es una responsabilidad muy grande, especialmente porque DACA y DAPA [el alivio migratorio en debate en la Suprema Corte y que ayudaría a cinco millones de padres indocumentados] son temporales, pero al graduarnos le demostramos al país que somos valiosos”, recalcó.
Diversos estudios concluyen que DACA ha mejorado la vida de sus beneficiarios, porque encontraron mejores empleos, obtuvieron licencias de manejo y por permitirles invertir en su formación profesional.
El birrete que este miércoles portará Sandra López en su ceremonia de graduación tiene una frase que engloba su visión de la vida: “Fuera de las sombras y lista para conquistar el mundo”.