Cómo funcionan los juicios contra los acusados de revelar secretos del Vaticano
Un reportero de la BBC estuvo presente en una audiencia del juicio que sigue el Vaticano contra unos acusados de filtrar documentos.
Al lado de la Basílica de San Pedro, dos guardias suizos estaban parados bajo un arco. Uno llevaba una espada; el otro, una lanza.
Evidentemente, el Vaticano calcula que dos guardias con armas medievales son suficientes para detener a cualquiera.
Al menos, que podrían pelear con los atacantes hasta que lleguen refuerzos.
Pero los guardias nos dejaron entrar al corazón del Vaticano, para un juicio que se ha apoderado de la atención de los italianos durante semanas .
Pasamos por Santa Marta, la casa para huéspedes que dobla en tamaño a la que sirve de vivienda del papa Francisco. Allí había solo un guardia suizo en la puerta principal.
En la misma manzana, estaba el edificio del tribunal del Vaticano. “Prohibidos los celulares, teléfonos satelitales y transmisores”, bromeó un oficial como si hubiésemos estado tratando de camuflarlos.
El escudo de armas del papa Pío XI estaba grabado en el techo, flanqueado por cuatro candelabros.
Un crucifijo colgaba en un panel detrás del banco de los jueces,como un recordatorio para los devotos de que el mismo Jesús fue condenado por un veredicto judicial cuestionable .
Secretos del Vaticano
Este juicio comenzó en noviembre de 2015. Se acusa a tres funcionarios,monseñor Lucio Vallejo Balda, su exasistente Nicola Maio y su consultora de relaciones públicas Francesca Chaouqui.
Su supuesto delito: filtrar documentos clasificados sobre una comisión de reforma creada por el papa Francisco .
El Vaticano también acusa a dos periodistas italianos: Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, de solicitar los documentos filtrados .
Los delitos se castigan con penas de hasta ocho años en prisión.
La filtración de documentos, que se referían amalos manejos financieros en el Vaticano , ocurrió cuando el papa Francisco buscaba implementar reformas administrativas en la Iglesia.
Los documentos
Los acusados niegan los cargos. Los dos periodistas cuestionan el derecho de una corte extranjera de procesarlos por lo que consideran que se trata de una práctica periodística estándar: obtener información de aquellos que tienen el poder.
Chaouqui negó haberse acostado con el sacerdote y ha puesto en duda la orientación sexual de este.
Así que estuve esperando con interés la llegada de ambos a la corte. El sacerdote entró primero.
“Estoy muy bien”, dijo Vallejo a los reporteros , alegremente. “Me estoy relajando, he tenido ocho meses de descanso”.
Francesca Chaouqui llegó poco tiempo después. Está esperando un hijo que nacerá pronto. La corte instaló un sofá y una almohada para ella al lado del banco de los acusados.
Por un pequeño momento miró en dirección a Vallejo, pero no interactuó con él. Nicola Maio, otro acusado, se sentó en un banco entre ambos. Se frotaba la frente con un pañuelo doblado cuidadosamente.
Puntuación perfecta
El sistema judicial de algunos países se enorgullece de tener procesos prácticos y de desarrollar interrogatorios fascinantes. Pero el Vaticano da la impresión contraria.
El decorado de la corte y las batas de sus oficiales eran deslumbrantes. Pero el interrogatorio de los testigos parecía diseñado para ser lo más aburrido y repetitivo posible .
Durante una sesión de tres horas y media, la corte oyó las declaraciones de cuatro testigos: un funcionario del ministerio de Economía del Vaticano, un médico que trabaja en el Vaticano, un sacerdote y un ingeniero informático.
Canto de aves
Los abogados de los cinco acusados tuvieron la oportunidad de interrogar a los testigos. Pero la disposición de la corte no los favorecía.
Su banca estaba en la parte de atrás, lo que significaba que tenían que dirigir sus preguntas a la espalda de cada testigo.
Los tres acusados se comportaron de manera distinta. Chaouqui pasó gran parte de la sesión murmurando en el oído de su abogado. Nicola Maio tomaba notas en un pedazo de papel doblado cuidadosamente .
Vallejo reaccionaba histriónicamente a las declaraciones de los testigos. Parecía sentirse complacido cada vez que la atención de los reporteros.
Cuando ya estábamos de tarde, pudimos oir el canto de los pájaros de los jardines de Vaticano. Mientras la sesión se adentraba en horas de la tarde, la corte oyó a un experto que había recuperado mensajes de los teléfonos celulares y computadoras portátiles de los acusados. El juez Dalla Torre admitió que no era un experto técnico.
“¿Qué es eso?”, preguntó, cuando los testigos comenzaron a hablar de almacenamiento en la nube . Finalmente el juez decidió que era tiempo de terminar. Después de todo, el taquígrafo necesitaba un descanso.
Por James Reynolds, BBC, Jerusalén