Nina Adamowivcz, la mujer que pidió apagar su marcapasos para morir en paz
Después de vivir durante más de una década con un marcapasos, esta mujer de Reino Unido decidió tener una muerte digna
Nina Adamowicz pidió a sus médicos que la sometieran a un procedimiento que le iba a causar una muerte segura. Su solicitud puso de relieve un complicado dilema ético y legal que, según se cree, nunca antes se había producido en Reino Unido: ¿es correcto desactivar el marcapasos de un paciente si esa es su voluntad?
La familia de Adamowicz tenía un historial de enfermedades del corazón y ella tuvo su primer marcapasos en 1996. Durante 10 años funcionó a la perfección, pero luego sufrió un ataque al corazón leve que causó el deterioro de su estado de salud.
Aunque dijo recibir una excelente atención médica, a finales de 2014 su corazón trabajaba a menos de l 10% de su capacidad, por lo que era poco probable que tuviera una vida larga.
“Siento que estoy en una fila (esperando) para ser ejecutada”, le dijo a la BBC en enero de 2015. Adamowicz, quien entonces tenía 71 años de edad, describía cómo quedaba inconsciente, con frecuencia por las noches, y luego escuchaba el “clic” de su marcapasos entrando en acción.
Dijo ser “afortunada” y estar “agradecida” por su vida, pero también que ya estaba preparada para morir. “Siento que la vida y la muerte son los dos lados de una misma moneda. Quisiera saber qué hay allá. No es que yo me quiera morir, me estoy muriendo”, afirmó.
Por ello, le pidió a su doctor que desactivara su marcapasos. La solicitud puso al médico en apuros. El caso fue remitido al comité de ética del hospital local, al que le preocupaba la posibilidad de que el médico pudiera ser enjuiciado penalmente si ejecutaba el procedimiento.
El deseo de Adamowicz tenía muy pocas posibilidades de ser cumplido.
Una práctica controvertida
La práctica de desactivar los marcapasos es más frecuente en Estados Unidos.
En más de 30 años de carrera, el doctor Westby Fisher, un cardiólogo del Sistema de Salud Universitario North Shore de Chicago, ha escuchado esa petición en decenas de ocasiones y la compara con el procedimiento de retirar la sonda de alimentación o el ventilador que permite mantener a los pacientes con respiración asistida.
“Es muy importante dar al paciente la oportunidad de tomar su propia decisión”, dijo Fisher. El médico describió el caso de un paciente que había tenido un marcapasos durante años hasta que una caída en una escalera le causó un grave derrame en el cerebro.
“Su familia no quería alargar el inevitable proceso de la muerte y me pidió que desactivara su marcapasos”, relató.
“Les expliqué lo que podían esperar y les dije que el marcapasos estaba funcionando y que existía la posibilidad de que al ser desactivado el aparato, su corazón se detuviera completamente o, quizá, podía reducir su ritmo y ellos tendrían que pasar algún tiempo aún con él antes de que muriera”, dijo.
“Hablé con su esposa y ella estaba muy segura de que eso era lo que ella quería para su esposo y que es lo que él hubiera querido”, señaló. Fisher permitió a la esposa dar el paso final al tocar en una computadora el botón que apagaba el marcapasos. El paciente murió al día siguiente.
Entre el marcapasos y el ICD
El primer marcapasos fue implantado a Arne Larsson en Suecia en 1958, pero el aparato falló tres horas más tarde.
Hay un diferencia entre el marcapasos y otro tipo de aparatos que se colocan en el corazón, entre los cuales el más usado es el desfibrilador automático implantable (ICD, por sus siglas en inglés).
Un marcapasos envía impulsos eléctricos a intervalos regulares para mantener el corazón latiendo de forma constante, mientras que un ICD envía impulsos sólo para corregir un ritmo cardíaco anormal.
¿Demasiado cerca de la eutanasia?
Pese a las dudas iniciales en el hospital, la solicitud de Nina Adamowicz fue finalmente cumplida en octubre del año pasado, luego de un largo proceso que incluyó reuniones, consultas legales y pruebas psicológicas para verificar que ella entendía plenamente las consecuencias de su petición.
Aunque no está ofreciendo entrevistas, el médico que atendió a Adamowicz dice que se trata de un caso que jamás olvidará. Él ha estado presentándolo en reuniones y eventos médicos locales, en los que, relata, se genera bastante debate.
Algunos de sus colegas respaldan su decisión, mientras otros sienten que estuvo incómodamente cerca de la eutanasia.
Adamowicz acudió a su hospital local acompañada por su familia y se acostó conversando mientras el doctor desactivaba su marcapasos. El procedimiento tardó unos 20 minutos.
Ella pronto se sintió diferente, según comentaron sus familiares. Dijo que su cuerpo se sentía más pesado y que tenía algo de náuseas, pero también que se sentía en paz. Durmió en el hospital y regresó a la mañana siguiente a su casa, donde falleció esa misma noche.
“Creo firmemente que tengo el derecho a decidir si quiero que esté encendido o apagado. Y yo me apego a ello”, le dijo Adamowicz en aquella entrevista con el programa de radio de la BBC iPM, en enero de 2015.
– Jennifer Tracey