El secreto de Brasil: Neymar ya no tiene que hacerlo todo
El entrenador Tite rodeó al crack de Barcelona con un equipo que lo sostiene; la aparición goleadora de Gabriel Jesus cubrió un hueco que inquietaba al próximo rival de la Argentina
Aquellos que hayan salido para unas largas vacaciones o se dejaron encandilar por las luces de los Juegos Olímpicos sin poder retomar rápidamente el cauce futbolero tal vez no entiendan cómo la selección brasileña pasó en apenas cuatro partidos de estar en una incómoda sexta posición a convertirse en líder de las eliminatorias. Quizás un par de personajes, Tite y Gabriel Jesús, puedan explicar eso.
Ayudarían también un par de conceptos, como la “liberación” de Neymar y el cambio radical en el gerenciamiento de un grupo. Pero hay más.
Empecemos por el nombre que hoy se escucha en todos los programas deportivos de la televisión brasileña. No, no se trata de Neymar. La referencia es para Tite, el entrenador que hace poco más de tres meses recibió de manos de Dunga un equipo que acababa de ser eliminado en la primera rueda de la Copa América Centenario, contagiando poco y nada, ganándose los abucheos al final de cada partido que disputaba. Una decena de entrenamientos y cuatro partidos después, Brasil lidera las eliminatorias con 21 puntos tras derrotar a Ecuador, Colombia, Bolivia y Venezuela.
Si bien no puede hablarse de una “redención post 7 a 1“, este Brasil ya no lastima los ojos al verlo jugar. Aún no es el de otros tiempos, los gloriosos, pero el equipo de Tite demuestra que es eso: un equipo. Por momentos, presenta un juego vistoso y agradable en ofensiva. Cuando le toca defenderse, lo hace mucho mejor que en tiempos de Dunga, aunque los jugadores sean prácticamente los mismos.
El manejo transparente de Tite creó una nueva atmósfera en la selección brasileña, donde ya no hay espacio para “amiguismos” ni enfados infantiles. Si bien ha demostrado un óptimo conocimiento en gerenciamiento de grupo, también es cierto que el ex técnico de Corinthians llegó con un consenso absoluto y el apoyo de todo Brasil para hacerse cargo de la selección.
Bien en las antípodas de Dunga, todo lo que Tite hace o deja de hacer, se aplaude. “En el primer gol contra Venezuela mucha gente intentó atribuirle al DT el mérito de la jugada por su marcación a presión en la salida del rival. Lo cierto es que ese tanto llegó por un error grosero del arquero rival”, sostuvo Breiller Pires, panelista del programa Bate-Bola (ESPN), a propósito del gol de Gabriel Jesús en Mérida. “Tampoco podemos omitir que Tite es un profesional excelente, que llegó al lugar correcto en el momento justo. Tiene el apoyo de todo el público y todo conspira a favor de él”, agregó.
La pesada mochila que algunos futbolistas jóvenes de Brasil se quitaron de encima al conseguir la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro también ayudó a borrar de a poco la idea de que la selección estaba en ese estado calamitoso por culpa de una “mala cosecha“, de una “generación floja” de jugadores. Hoy Neymar, Gabriel Jesús y Marquinhos demuestran que precisaban de otro tipo de respuestas, que estaban aguantando hasta que la tormenta pasase para desarrollar su potencial.
Dentro del campo, el protagonista indiscutible es Gabriel Jesús, o simplemente Jesús, como le dicen muchos por aquí. En esta remontada brasileña, el delantero que juega en Palmeiras (pertenece al Manchester City), con 19 años, se convirtió en candidato a ídolo con cuatro goles en cuatro partidos, ganándose el derecho a vestir la camiseta número nueve sin que nadie se atreva a disputársela. “Jesús sigue los pasos de Ronaldo por su explosión. También tiene esa forma de hacerse el distraído por momentos para explotar cuando es necesario”, opinó Careca, delantero de la “canarinha” en los mundiales de México 1986 e Italia 1990. “Lo bueno de Gabriel Jesús es que no se intimida y nos demuestra que tenemos un hombre gol. Eso es fundamental, ya que veníamos con deficiencias en ese aspecto”, sostuvo Jairzinho, aquel artillero brillante que estuvo en México 1970.
Pero más allá de lo mucho que Tite y Gabriel Jesús pueden haber aportado para que Brasil hoy respire cómodo en las eliminatorias, su gran mérito está lejos de ser una decisión táctica o un vendaval goleador. Ellos, juntos, le quitaron el protagonismo exclusivo a Neymar, aquel que tanto le pesaba al crack de Barcelona. Si bien no dejará de ser el más talentoso del equipo, “el diferente”, hoy el delantero que actúa por izquierda en su selección no tiene que hacerlo todo, sino que cuenta con otros diez compañeros para ello. Sin embargo, Tite aún lo mira de reojo por las constantes reacciones a las provocaciones de sus adversarios. “Mi papel es orientarlo para que él madure, porque los rivales siempre van a buscarlo“, explicó el DT a propósito de la última tarjeta amarilla recibida por el delantero ante Bolivia, que lo marginó del juego con Venezuela.