Fue indocumentada y ahora es candidata al congreso de EEUU

Wendy Carrillo llegó a Los Angeles en 1985, a la edad de 5 años escapando de la guerra en su país. Treinta y un años después, aspira a competir contra políticos de carrera para substituir a Xavier Becerra en la Cámara de Representantes.

Wendy Carrillo, inmigrante salvadoreña que se lanza como candidata al congreso para suceder a Xavier Becerra.

Wendy Carrillo, inmigrante salvadoreña que se lanza como candidata al congreso para suceder a Xavier Becerra.  Crédito: Suministrada

Wendy Carrillo es salvadoreña, inmigrante y entre los 5 y los 13 años fue indocumentada, como tantos niños de las guerras en Centroamérica que llegaron a Los Ángeles en los años ochenta. 

Y a partir de ahora también es candidata declarada al Congreso de los Estados Unidos, lista a competir contra algunas luminarias políticas locales para optar por un curul en la Cámara de Representantes en Washington.

Hace unos días, Carrillo, de 36 años, estaba en la reservación de Standing Rock, en Dakota del Norte, documentando las manifestaciones del pueblo indígena por proteger el Río Missouri de la posible contaminación de una tubería petrolera cuando fue alcanzada por gases lacrimógenos.

“Estaba ayudando como voluntaria al equipo de médicos y quedé en medio de la lanzada de tres bombas lacrimógenas por parte de la policía”, cuenta Carrillo. “Fue la peor experiencia de mi vida, es increíble que la policía use tácticas militares contra personas que solo estaban manifestándose pacíficamente, de hecho, muchos estaban rezando”.

Casi a punto de salir del campamento para regresar a su hogar en Boyle Heights, Carrillo logró algo de recepción en su teléfono celular y vio la noticia: el congresista Xavier Becerra dejaba su puesto en el Congreso para ser procurador de California. Becerra ha representado por años el distrito 34 que incluye a partes del centro y este de Los Ángeles donde Carrillo se crió de pequeña y donde aún vive.

“Para mí fue una señal”, dice Carrillo. “Y decidí lanzarme”.

Carrillo, quien ha trabajado como periodista en varias plataformas y medios tras obtener diplomas de Cal State LA y USC, aparte de ser activa en las lides de la política progresista, considera que su candidatura puede ofrecer “una voz diferente” y que además, “es hora que más mujeres latinas optemos por involucrarnos”.

“Primero, está claro que los votantes dieron una señal clara de que no se sienten bien representados en Washington. Lo último que necesitamos la elección automática de otro de estos políticos latinos de siempre, casi todos los cuales son hombres y que se reparten los cargos, ahora te toca a ti, ahora le toca a aquel”, señala.

Carrillo anunció su candidatura por medio de un post en la plataforma Medium y ya ha recibido muchas señales de apoyo, especialmente de parte de muchas mujeres que también están cansadas de “pedir permiso” para acceder a puestos de liderazgo, apunta.

“Es un momento muy importante en la historia de nuestra nación. Trump llega a la Casa Blanca, yo soy mujer, latina y crecí en una zona urbana pobre, soy todo lo que el desprecia y lo que no quiere en este país”, señala Carrillo. “Y estoy lista a dar la cara. Se necesita a alguien con coraje y sin miedo, necesitamos que más mujeres y más latinas estén en estos cargos”.

Carrillo dice que “me conozco el distrito 34 de arriba abajo” y que su experiencia de 10 años llevando su  show  “Knowledge is Power” en la Power 106 FM, la radio más popular de Los Ángeles, le ayudó a comprender más a fondo los “problemas que aquejan a los angelinos”.

La ahora candidata no tiene experiencia en puestos públicos (“nadie nace aprendido”, asegura) y sabe que será difícil competir con los dos aspirantes declarados al puesto que hasta ahora han anunciado su participación en la elección especial para substituir a Becerra: el expresidente de la asamblea estatal John Pérez, y el asambleísta de Los Ángeles Jimmy Gómez.

Es uno de los problemas que impiden una representación más diversa en puestos públicos, señala Carrillo. “La gente que está establecida en el mundo político puede recabar mucho dinero. Eso dificulta que un ciudadano común pueda lanzarse. No tiene nada que ver con representar al pueblo”. 

Los políticos latinos, dice, “se llenan la boca diciendo que quieren ver a más mujeres en campaña para puestos, pero en realidad a la hora de la verdad, ellos ocupan todo el espacio”.

“Eso ya me tiene cansada”, dice.

Carrillo nació en El Salvador en 1980, al poco de estallar la guerra civil en este país. Su familia lo perdió todo y su madre vino a Los Ángeles a buscar trabajo cuando ella tenía 3 años de edad, dejándola con su abuelita en la capital. La madre trabajó limpiando casas y cuidando bebés ajenos hasta que tuvo suficiente dinero para traer a Wendy, la tía y la abuelita de la niña.

“Era venir o probablemente morirnos”, recuerda. “Mi papá biológico murió en la guerra, pero luego mi mamá se casó con un mexicano aquí y él prácticamente me crió, y entonces nacieron mis cuatro hermanas”.

En el séptimo grado, Wendy supo que hasta entonces había sido indocumentada, pero por fin la familia logró su residencia legal después de 9 largos años de un proceso migratorio complicado. Incluso para familias que huyeron de la violencia en El Salvador, no era fácil emigrar, ya que durante muchos años el gobierno estadounidense rechazaba sus solicitudes de asilo. 

Unos años más tarde, Wendy fue la primera de su familia en hacerse ciudadana y ahora su mamá también lo es.

“Pasamos de ser una familia de estatus mixto a ser casi todos votantes, nos falta naturalizar a mi papá”, dice. “Siempre me ha gustado mucho hablar de política y de temas actuales con mi familia, por quien votar, como involucrarnos, estar bien informados. Creo que somos el tipo de familia a la que muchos políticos le tienen miedo”.

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