Falta de combustible, la razón del accidente del Chapecoense
La Aeronáutica Civil de Colombia presentó este lunes un informe preliminar en el que destaca que "a evidencia recogida revela que la aeronave sufrió agotamiento de combustible"
La falta de combustible fue la causa de la tragedia aérea que hace un mes dejó 71 muertos en el noroeste de Colombia, entre ellos la mayor parte del plantel del club brasileño Chapecoense, según un informe preliminar presentado hoy por la Aeronáutica Civil (Aerocivil).
“Los investigadores no identificaron una falla técnica que pueda haber causado o contribuido al accidente ni se presentó un acto de sabotaje o intento suicida. La evidencia recogida revela, además, que la aeronave sufrió agotamiento de combustible y que quedó prácticamente destruida”, señaló el organismo colombiano, que entregará en abril el informe final.
El accidente ocurrió el 28 de noviembre, cuando el avión chárter que transportaba al club de fútbol, a varios invitados especiales y periodistas, se estrelló contra un cerro del departamento de Antioquia, en el noroeste de Colombia.
El equipo viajaba a Medellín para disputar el 30 de noviembre frente al Atlético Nacional el primer partido por la final de la Copa Sudamericana, torneo que le fue adjudicado como un homenaje por la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).
“Los miembros de la tripulación eran conscientes de la limitación de combustible y de que no era el adecuado que se necesitaba para llegar a Rionegro (donde queda el aeropuerto que sirve a Medellín)”, dijo el secretario de Seguridad de la Aerocivil, coronel Freddy Bonilla.
El funcionario dijo que el avión excedía el peso límite y cuestionó que las autoridades aeronáuticas de Bolivia hubiesen permitido la partida del avión a pesar de que se sabía de antemano que no podía llegar a Medellín sin hacer una escala para abastecerse.
Bonilla relató que, según las grabaciones escuchadas por los investigadores, el piloto y la copiloto hablaron varias veces sobre la cantidad de combustible y contemplaron la posibilidad de abastecerse en Leticia, capital del departamento colombiano de Amazonas, o en Bogotá.
Sin embargo, al pasar por Amazonas decidieron seguir el viaje ante la posibilidad de que el aeropuerto de Leticia estuviese cerrado para operaciones nocturnas. Bonilla aclaró que la terminal aérea estaba funcionando normalmente a esa hora.
Previamente, el piloto había decidido no abastecerse en la ciudad boliviana de Cobija, lo cual estaba contemplado en el plan de vuelo presentado en Santa Cruz antes del inicio del viaje.
A pesar de la falta de combustible, el piloto no se declaró en emergencia y se limitó a pedir prioridad para aterrizar cuando reportó problemas eléctricos.
Según el coronel Bonilla, el piloto no informó que los motores del avión se estaban apagando y solo comunicó a la torre de control que tenía una “falla total eléctrica” dos minutos antes del accidente.
El avión, de la compañía boliviana de capital venezolano LaMia, se estrelló en un cerro que hace pocos días fue cambiado de nombre por las autoridades de Antioquia. La montaña se llamaba El Gordo y ahora se denomina Chapecoense.
La Aerocivil indicó que todo avión que pasa por esa zona de Antioquia debe volar a más de 10.000 pies de altura y la aeronave siniestrada lo hizo a unos 9.000 pies, por lo que no pudo superar la altura máxima del cerro. La aeronave chocó cuando iba a 230 kilómetros por hora.
El organismo que controla la navegación aérea en Colombia señaló que en la investigación participaron 23 expertos de Colombia, Brasil, Bolivia, Reino Unido y Estados Unidos.
“Con base en el análisis preliminar, la investigación del accidente continúa y se orientará en aspectos como organización, vigilancia y supervisión operacional, planificación del combustible, toma de decisiones y supervivencia. La Aeronáutica Civil publicará el informe final de esta investigación en el mes de abril de 2017”, concluyó el organismo.
En el accidente murieron 71 personas, entre ellas 19 jugadores del Chapecoense, todo el cuerpo técnico, varios dirigentes del club, invitados especiales y periodistas.
Solo seis personas sobrevivieron: los futbolistas Jackson Follmann, Alan Ruschel y Helio Neto, un periodista y dos miembros de la tripulación boliviana, todos los cuales ya retornaron a sus países.