Editorial: Los inmigrantes sí pagan impuestos
Uno de los mitos más explotados para perseguir a los indocumentados es que son un peso para las arcas fiscales. La realidad es muy distinta.
Ellos son contribuyentes que pagan un porcentaje mayor de impuestos que otros estadounidenses y los beneficios a los que tendrían derechos se distribuyen entre otros sectores de la población.
Se estima que los indocumentados en total pagan 11,740 millones de dólares al año, según el Institute on Taxation and Economic Policy (ITEP). Se calcula que 7 mil millones son impuestos a la venta y consumo, 3,300 millones en impuestos a la propiedad y 1,100 millones a los ingresos. A esto se le debe sumar 13,000 millones de dólares anuales en contribución al Seguro Social.
La condición de no tener papeles no impide a estas personas pagar impuestos- desde 1996 usan el número del lTIN en vez del Seguro Social- pero no pueden recibir sus beneficios.
Esto quiere decir, por ejemplo, que los indocumentados reciben solamente uno de cada 13 dólares que aportan al Seguro Social, porque usan números falsos y sus empleadores hacen presentaciones impositivas que no son utilizadas.
Este dinero tiene un “efecto positivo” en el estado financiero del programa federal, según un estudio de la Administración del Seguro Social de 2013. O sea que una parte significativa de los beneficios que recibe hoy los jubilados estadounidenses y residentes legales es un regalo de los trabajadores indocumentados.
De igual manera ocurre con otros impuestos que se utilizan para la asistencia pública, se contribuye pero no tienen derecho a un beneficio para contribuyente.
El ITEP también estima que la tasa impositiva que pagan los indocumentados rodea el 8%. Esto significa más del 5.4% que el tope uno por ciento de la población que paga como promedio a sus ingresos (traductor: effective tax rate).
Se supone que también en ciertos años es más dinero (ya no el porcentaje) lo que pagan los indocumentados al fisco, que el presidente Donald Trump que puede eludirlos gracias a deducciones y un ejército de contadores. Se sabe que que no pagó varios años y se cree que, porque hay más de eso, no quiere revelar su declaración de impuestos.
Hay una tremenda injusticia que uno de los motivos que hoy se persiga a los indocumentados sea por costar demasiado al gobierno, cuando aportan más de los que reciben.
Es irónico que quien encabece ese movimiento sea un multimillonario como Trump que cree que no pagar impuestos es ser “inteligente”.